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Los bancos y las cajas de ahorro mantienen su apuesta por la vivienda, el negocio más rentable

Íñigo de Barrón

A comienzos de 2004, los ejecutivos de los principales bancos y de las grandes cajas de ahorro españolas vaticinaron que el negocio del ladrillo se desinflaría. "El volumen de créditos no puede seguir creciendo al 23% como el de 2003, sobre todo tras la fuerte subida de precios".

A continuación enumeraron las nuevas áreas de negocio donde querían centrar a la red comercial para compensar esta bajada de las hipotecas. Entre los nuevos filones, los financieros señalaron a las pequeñas y medianas empresas (pymes), grandes olvidadas de muchas entidades, así como los créditos al consumo y la entrada en el negocio que generan los colectivos de profesionales.

Pero se equivocaron. Contra todo pronóstico, durante todo 2004 los clientes han continuado acudiendo a los mostradores de las entidades a pedir créditos hipotecarios, pese a que la vivienda seguía por las nubes y no paraba de encarecerse cada mes. El Banco de España predicó en el desierto, trimestre a trimestre, pidiendo que se moderase la concesión de préstamos hipotecarios, que se incrementasen las garantías y que se cuidase al máximo la tasación de la vivienda. Los bancos y las cajas, en su defensa, aducían que "si un cliente solvente pide un crédito y cumple todas las condiciones, es obligado concedérselo".

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El resultado ha sido que, otra vez, las hipotecas han sido la estrella del negocio en 2004, quitando importancia a esas otras prometedoras áreas, donde se ha demostrado que es difícil hacerse un hueco. Sin embargo, esta circunstancia no ha incomodado a los altos ejecutivos, ya que las hipotecas son uno de sus mejores negocios. La experiencia demuestra que un cliente que pide el dinero para comprarse una casa se fideliza con la entidad para una buena parte de su vida. Esto significa que, normalmente, domicilia su nómina y, por tanto, contrata tarjetas de crédito y débito, seguros de hogar y vida, y otros productos por los que pagará importantes comisiones, factor básico para las cuentas de resultados.

Pero como la competencia aprieta, bancos y cajas han lanzado hipotecas originales, como las que permiten aplazar parte de los pagos al final de la vida del crédito.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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