Las dos claves del cambio

Mientras que el debate parlamentario de la ley que sustituya a la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE) promete ser movido, la reforma de la Ley Orgánica de Universidades (LOU) será presumiblemente menos polémica, por el claro apoyo que los rectores han dado a este cambio y porque se trata de modificaciones de media docena de aspectos esenciales y no de una derogación de la ley. Sin embargo, el cambio con más repercusión es sin duda la reforma del acceso a la Universidad. A estas alturas es difícil saber en qué año dejará de existir la actual selectividad, dado que dependerá de si ésta se regula en la nueva LOCE, en la LOU o, como estaba antes de estas leyes, mediante un real decreto.

Sobre el cambio de la LOCE, Educación baraja dos opciones, según fuentes próximas al ministerio. La primera sería la sustitución de tres de las cuatro leyes educativas no universitarias en vigor (la LOGSE, la LOPEG y la LOCE) por una nueva ley totalmente modernizada que conviviría únicamente con Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE). La segunda alternativa se trataría de hacer una nueva ley de mínimos que reforme partes de la LOCE, sin derogarla. De esta forma serían ya cinco leyes orgánicas las que regularían en España la educación no universitaria. La primera opción sería presumiblemente mejor aceptada en el mundo educativo, ya que simplificaría la actual maraña de leyes, decretos y órdenes. La segunda opción sería casi seguro la favorita de los partidos nacionalistas.

Y es que los analistas insisten en que los dos temas clave a la hora de cambiar el sistema educativo y dotarle de estabilidad son el acuerdo con la mayoría de las comunidades autónomas, que son las que al fin y al cabo gestionan la educación y llevan las normas a las aulas, y

una importante apuesta económica por la educación por parte del

Estado.