_
_
_
_
Reportaje:

La perrera se satura en Navidad

El Ayuntamiento empieza a buscar una ubicación con mayor capacidad para las instalaciones

Jagger es un pastor belga cruzado que llegó al Centro de Acogida de Animales de Compañía (CAAC) de Barcelona en mayo de 2003. Hoy continúa esperando, en la jaula número 91, a algún visitante que quiera adoptarlo. Al parecer, Jagger tuvo suerte: si hubiera llegado al CAAC antes de enero de 2003, no habría vivido más de 20 días. En esa fecha entró en vigor una prohibición del sacrificio de animales en la perrera.

Desde que tiene vigencia la ordenanza municipal que incluía dicha prohibición -que en 2007 se aplicará a toda Cataluña-, las instalaciones de la perrera municipal se han saturado de forma reiterada. La perrera tiene capacidad para 112 canes. Y pese a la campaña navideña del Ayuntamiento para promover la adopción, el nuevo año ha empezado con 122 perros en las instalaciones.

Aunque esta cifra no alcance los más de 200 perros que en algunos momentos de 2003 llegaron a compartir las 112 jaulas del recinto, las críticas a las instalaciones municipales, con 30 años de antigüedad, vuelven a intensificarse. No sólo por la saturación, sino por la falta de sol, las humedades y el poco espacio en las jaulas. El Ayuntamiento de Barcelona ha empezado a buscar un emplazamiento con mayor capacidad. Pero no es tarea fácil.

Encontrar una nueva ubicación es, sin embargo, "un trámite lento, porque una vez que tengamos el solar hay que edificarlo, y además nadie quiere tener un centro de este tipo cerca de casa", reconoce Júlia Duran, directora del Instituto de Seguridad Alimentaria y Salubridad, dependiente del Ayuntamiento. Los vecinos del actual centro no son una excepción e interpusieron una denuncia contra los ladridos.

Pero las críticas al estado y la capacidad de las instalaciones están ahí. Lluís Civil, coordinador de voluntarios del CAAC, llega a afirmar que la suerte de Jagger y los otros perros es cuestionable: "De este modo sufren más que antes y mueren igual, pero lentamente". Civil considera también "imposible" que las 15 personas que trabajan en el centro puedan pasear también a los perros y elogia el trabajo de los voluntarios.

La Agencia de la Salud Pública, que desde julio gestiona la perrera, cree que la dotación de personal del CAAC es correcta, pero admite que necesita "más voluntarios". Hasta el aumento de abandonos -y no de las adopciones- que se produjo en diciembre, el organismo municipal había logrado mantener a raya la saturación.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Las situaciones de saturación se han repetido varias veces desde enero de 2003.La noticia de que en Barcelona no se sacrificaban perros abandonados hizo aumentar el 40% la cifra de canes "perdidos" en la ciudad. "Había llamadas desde Nueva York para preguntar si podían dejar a su perro aquí", explica Matilde Figueroa, presidenta de la Fundación Altarriba, que gestionó el CAAC hasta el pasado julio.

Falta de recursos

Figueroa, que desde la fundación impulsó la aplicación de la ordenanza en Barcelona, centra el problema en la falta de recursos: cifra la dotación municipal con la que contaba el centro en 15.000 euros al mes, suma a la que ellos debían añadir unos 7.650 euros. "Si no se sacrifica, se tienen que mejorar las condiciones de las perreras y promover las adopciones".

Una opinión que comparte Francesc Monné, presidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Barcelona (COVB), quien se refiere a las consecuencias que puede traer la implantación de la ley en toda Cataluña, donde se calcula que se abandonan unos 20.000 perros cada año. "Se debe sancionar duramente el abandono y ser rigurosos con la implantación del microchip; si no, la situación puede ser crítica", advierte. La multa por abandonar un can puede llegar a ser de 20.000 euros.

Pero lo más frecuente entre los animales que llegan al CAAC es que no tengan el obligatorio microchip, con lo que el propietario no puede ser identificado. El Gobierno catalán intenta impulsar su implantación. Lluís Civil se muestra escéptico ante estas acciones y afirma: "A no ser que se reduzcan los abandonos el 90%, continuará habiendo problemas si se prohíbe la eutanasia".

Tres canes encerrados en la perrera municipal de Barcelona.
Tres canes encerrados en la perrera municipal de Barcelona.JORDI BARRERAS

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_