"En mi trabajo no veo más que defectos"
Dos años después de la edición de su decimotercer álbum, Nere ekialdian, un poemario musical en torno al pensamiento y la filosofía poética del portugués Fernando Pessoa, Benito Lertxundi (Orio, 1942) ha visto reeditados sus nueve primeros trabajos. Este año cumplie cuatro décadas de dedicación a la canción, y lo celebrará grabando su primer disco en directo.
Pregunta. ¿Por qué vuelve a sacar sus nueve primeros discos?
Respuesta. Parece ser que entra en un plan de la discográfica para hacer ediciones nuevas de autores que llevan bastantes años en esto, actualizando un poco el sonido. P. La reediciones lucen el sello de Elkar Klasik. ¿Se siente así, un clásico de la música vasca?
"No sé si cada vez soy más crítico conmigo y me exijo más, pero ahora me cuesta más que antes dar paso a una nueva canción"
"No tengo nostalgia de ningún tiempo. Me apeo con enorme facilidad de todo lo pasado, porque la única verdad es el momento que estamos viviendo"
R. Hombre, el concepto de clásico generalmente se aplica a cosas que llevan muchos años y hay generaciones nuevas que también participan de ello. En mi caso, en mis conciertos veo a tres generaciones, y de ahí lo de clásico. Mis canciones y mi trabajo han calado, han dejado alguna huella, aunque a veces, desde el fuero interno, resulta un poco difícil de comprender. Yo siempre digo que en mi trabajo no veo más que defectos, pero con ojos ajenos la percepción es diferente. Sinceramente, no sé si cada vez soy más crítico conmigo mismo, pero ahora me cuesta más que antes dar paso a una canción nueva.
P. ¿Es perfeccionista?
R. Siempre digo que soy pudoroso, tengo muchas vergüenzas y siempre estoy tratando de ocultar.
P. Más de tres décadas después, temas que hablan de guerras, injusticias, dolor, como Ezin uka y Umeak ere jakin dute, no han perdido vigencia.
R. Ocurre muchas veces que se cambian los tiempos, pero los seres humanos arrastramos unas constantes como si confeccionáramos una rueda y tuviéramos que estar cíclicamente dando vueltas. En cada vuelta parece que se filtra y se deja algo que ya no necesita ser tocado, por el olvido, porque ya no es vigente o ya está en su sitio, pero hay otras constantes que arrastramos y repetimos. Puede pasar con esto algo así.
P. ¿Grabaría hoy un disco como Ez dok amairu, con el único acompañamiento de la guitarra?
R. No. El caso no se ha presentado, pero tendría que tener entre manos una idea que considerara que tiene que ser en el minimalismo más puro.
P. ¿Continúa enfadado, como el joven que cantaba Aserre egon nahi nuke?
R. Yo tengo un enfado histórico controlado, que se ha convertido en una especie de estanco reflexivo. Ahora mismo estoy muy enfadado con muchas cosas, conmigo mismo también; lo que ocurre es que tampoco tiene sentido enfadarse, lo que hay que hacer es aprender de todo ello. Y para eso, más que enfadarse, hay que reflexionar. Me gusta observar los errores tan estúpidos que cometemos y tratar de comprender nuestras contradicciones.
P. ¿Hay motivos para tener nostalgia de aquellos tiempos, de oscuridad y censura, y también de grandes expectativas?
R. Yo no tengo nostalgia alguna de ningún tiempo, soy una persona que me apeo con una enorme facilidad de todo lo pasado. Hombre, sería grave que saliera de casa y no supiera volver, pero eso de estar viviendo en el pasado, apegado a unas raíces de las que no puedo despegarme, me parece algo absolutamente negativo, porque la única verdad es este momento que estamos viviendo.
P. No tiene interés en entrar de nuevo en una cultura de panfleto.
R. Ocurre que el panfleto puede ser, en un momento dado, una herramienta, un instrumento al servicio de algo inmediato, un elemento estratégico. Ahora, como servicio a la creatividad y demás, la verdad es que no.
P. ¿Sopla viento a favor para la música en euskera?
R. Bueno, el último año ha sido bastante flojito, en general, pero el que viene es infinitamente mejor. Hemos visto un poco el ambiente en cuanto a nivel de contratación y creatividad, y parece que hay proyectos, hay cosas.
P. ¿A quién admira alguien tan admirado como Benito Lertxundi?
R. Nunca entendería la música de los últimos 35 o 40 años sin (Bob) Dylan, es un pilar fundamental. Luego hay un montón de nombres y de gentes que han sido referencia clara para mí. He sido un gran seguidor de la canción protesta que encabezaba Pete Seeger, Woody Guthrie, Dylan y toda esta gente. Luego, ha hecho una época conmigo Peter Gabriel, Leonard Cohen, y no nos podemos olvidar de los Beatles. La música pop no creo que tenga otro pilar tan robusto en los últimos 40 años.
P. ¿Qué balance hace de estos 40 años de carrera?
R. No me gusta mucho hacer balances, no soy muy dado a inventarios. Lo que me interesa es lo que hago ahora, qué es lo que vivo, cómo vivo y si hay cosas que me molestan en esto de vivir. Los balances ya harán otros.
P. ¿Nunca estuvo tentado de volver a la relojería que dejó en 1965?
R. No, tentado, no. Pero nada más dejarla y dedicarme a la canción, el gobernador de Guipúzcoa, y luego el de Vizcaya, me prohibieron cantar allí durante un año y pico. Entonces pensé que igual tendría que volver a la relojería a hacer algo.
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