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Reportaje:

"Hasta que la tarjeta diga 'basta"

Cientos de personas abarrotan los centros comerciales a la caza de la ganga

Lluís Pellicer

Libreta, bolígrafo y calculadora. Son las herramientas básicas del buen cazador de gangas, que nunca acude a las rebajas sin haberse pasado unos días antes por las tiendas. Ha ido a ojear, a anotar debidamente los productos que quiere adquirir y a fijarse en los precios. Cuando llega el primer día de rebajas, la calculadora echa humo. Va a por la pieza y calcula que el descuento sea el correcto.

La Roca Village es el escenario idóneo para poner a prueba estas habilidades. Es un rincón para los fanáticos de las marcas, pero no recomendado para fashion victims. Están las firmas más conocidas: Versace, Cacharel, Antonio Miró, Loewe y Tommy Hilfiger. Pero en sus escaparates sólo lucen prendas de temporadas anteriores con el descuento pertinente. Ayer sus accesos quedaron colapsados a media mañana. Oficialmente, no se hablaba de rebajas, pero sí de apetecibles descuentos adicionales de hasta un 70% que atrajeron a multitude,s que llenaron los comercios del recinto, una especie de parque de atracciones del consumo.

La mayoría de los compradores lleva un presupuesto de entre 120 y 300 euros

Por la calle de tiendas pasea Anna Andreu, que confiesa que "tiene tablas" en el oficio de buscar gangas. Hace apenas una hora que el recinto ha abierto sus puertas y ya carga con seis bolsas. "Es fantástico. He encontrado una chaqueta de Elena Miró por 67 euros y unos zapatos de Versace por unos 140 euros", explica. No se ha puesto ningún tope para gastar. "Vengo a rematar la Navidad, así que... hasta que la tarjeta diga basta". Pero a veces los expertos cometen errores. "Me he distraído y he comprado una cafetera Bodum", dice.

La mayoría de los compradores sale de casa con un presupuesto de entre 120 y 300 euros. "Vamos a gastarnos poco, aunque hay un margen de error", explican Montse y Mayka. "No queremos pasar de 200 euros, pero ya cubrimos el cupo", cuenta Pablo Bosque, acompañado de su familia.

En algún momento, la caza puede resultar pesada. "Yo compro un par de pantalones y salgo pitando", asegura Xavier Barranco. A veces la espera merece la pena, porque pasará al menos un año hasta que un escaparate vuelva a lucir un bolso de Versace por 199 euros, cuando en temporada costaba 655 euros; o camisas de Antonio Miró por 30 euros, frente a los 137 euros que valían al principio.

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El cazador principiante puede interpretar que sólo la ropa responde a modas. Pero "el mundo de las velas también sigue tendencias". Lo asegura Carme Peris, que trabaja en la tienda de outlets de Pride's. "Nuestros productos siguen la moda de acuerdo con los colores y los olores que se lleven. El envoltorio también cambia", afirma Peris. "No hay rebajas, sino liquidaciones de colecciones. Vendemos todo lo de Navidad a mitad de precio, porque nos cuesta más devolverlo a la central que despacharlo con descuentos", comenta.

No todo el mundo queda satisfecho con su visita a La Roca Village. Por ejemplo, Fallas, una turista que procede de Narbona (Francia), no piensa volver hasta que no haya una tienda que ofrezca tallas grandes. "¡Es que nada de lo que hay me entra! Sólo hay ropa para jóvenes con tipito", se lamenta. Al final, se puede ser un cazador experto y volver a casa con el morral vacío.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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