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Columna
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Enanismo

En estas fechas, recién comenzado el año, la primera palabra que expresas una vez más es la de felicidades. Pues, bien, felicidades. Sin embargo da la impresión que, el año que se inicia, va a ser duro. Nada hace pensar lo contrario. Da igual el horizonte hacia el que dirijas la vista. Además un año no es un espacio de tiempo cerrado. Un año es un tiempo que sigue a otro sin más interrupción que las campanadas de la Plaza Mayor, y de todas las plazas de España. Los acontecimientos de un año marcan el camino del próximo. Los comportamientos de unos, de unas, de otros, de otras, de tantos y tantas se vuelven a repetir sin interrupción. Da igual que con las uvas, el cava o a la magia de los Reyes hayamos mostrado nuestros deseos de cambio o hubiéramos pedido el regalo de la convivencia, de la generosidad y de la coherencia. Nada. Todo desaparece cuando pasan estos días. Damos la espalda a nuestras buenas intenciones y rápidamente se olvida el pasado trágico más reciente y el por qué del avance de la sociedad española y de las autonomías.

Unas tragedias marcadas por el radicalismo más feroz y un avance marcado por la democracia y el respeto entre comunidades que nacen de la propia Constitución. Tal vez por éstas, y muchas más reflexiones, se hace muy cuesta arriba pensar que muchos sigan en estos tiempos actuando como en el pasado. Que, por ejemplo, en el nuevo año se dedique el PP andaluz a pedir un pleno para debatir en el Parlamento de Andalucía el impresentable plan de Ibarretxe. No se entiende. No ya, porque no puedan discutir los grupos, sino porque estos grupos están representados en las Cortes. Son las Cortes quiénes representan a todo el pueblo español, y es donde se oye la voz de todos cuando las cuestiones afectan al Estado. Total que seguimos donde estábamos, y el PP andaluz sigue pensando en Madrid.

En cualquier caso es francamente triste que mientras Francia reforma su Constitución para adaptarla a la Carta Magna Europea un señor, elegido lehendakari por cauces constitucionales y con base en la Constitución, olvide de donde surge su legitimidad y se enfrente al Estado. En fin que, a veces como sin querer, pienso que Franco no está muy lejos, que Francia es grande y al PP se le ha caído la A. Un año, éste que comienza, duro.

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