"Las grandes producciones eran un camino a la infelicidad"
Josh Hartnett parecía abocado al triunfo con mayúsculas, ídolo de adolescentes al frente de megaproducciones tipo Pearl Harbor y Black Hawk derribado y junto a una de las estrellas más taquilleras de Hollywood (Harrison Ford) en Hollywood homicides. Pero su trabajo junto a Ford fue un sonoro fracaso, Pearl Harbor nunca llegó a volar alto y Hartnett, de 26 años, se dio cuenta de que estaba en el camino equivocado. "La verdad sobre Josh es que es un gran actor al que no le han dejado abrir las alas. Le toman por un guaperas pero él es un actor de los buenos que quiere papeles de verdad", dice su último director, el escocés Paul McGuigan, con el que acaba de trabajar en Obsesión, una historia que mezcla el amor y la obsesión de cuatro personajes en Chicago. "Podrás pensar lo que quieras de este filme pero nuestro intento fue hacer algo con una cadencia diferente, fuera del Hollywood más tópico", añade Hartnett, tan seguro del cambio que ha rechazado un contrato multimillonario como Superman para volver a trabajar con McGuigan en la película Lucky Slevin. "Tengo ganas de hacer algo nuevo, al menos nuevo para mí, independiente, fuera de los grandes estudios que escogen tu camino por ti. Y eso es lo que voy a hacer en mis próximos cuatro filmes, Mozart and the Whale, Lucky Slevin, Black Dahlia y Rum Diaries, junto a Johnny Depp y Benicio del Toro. No pueden ser más independientes".
"Los peores obsesos son los 'paparazzi', que se creen con derecho a asediarte cuando quieren"
"Tengo la suerte de tener muchos amigos. Siempre acabamos tocando música, escribiendo o pintando"
Pregunta. ¿Ha salido asustado o cansado del cine de Hollywood?
Respuesta. Me he dado cuenta de que las grandes producciones eran un camino hacia mi infelicidad. Después de Obsesión me siento más cómodo como actor y quiero contar las historias que me interesan con la gente que me interesa.
P. ¿Como Paul McGuigan? ¿De dónde nace su amistad?
R. Paul venía del campo del videoclip y llegó a nuestra primera reunión con una colección de discos, entre ellos Coldplay, The White Stripes y Rod Stewart. Sin más preámbulo me dijo que pasáramos de hablar y viéramos si los dos teníamos el mismo ritmo musical en mente para la película. De las 10 canciones que escuchamos, cuatro quedaron en la banda sonora.
P. Obsesión es una versión de la francesa L'appartement.
R. Sí, es una versión, pero hemos hecho nuestro propio filme. Espero que sea algo similar a 12 monos. La gente acabó alquilando La Jetee para compararlas y lo que vieron fueron dos buenas películas. Al menos eso es lo que yo vi.
P. El tema central del filme es la obsesión. ¿Alguna vez se ha sentido asediado por sus seguidores?
R. Después de Pearl Harbor la cosa fue un poco asfixiante y no podía salir sin ponerme sombrero y gafas. Me sentía como en una pecera. Pero tampoco me puedo quejar. Además, los peores son los obsesos autorizados, esos que llamamos paparazzi y que se creen que por tener una cámara tienen derecho a asediarte cuando quieren.
P. ¿Cómo se aleja de ese tipo de vida?
R. Nunca creo haber pertenecido a ella. Paso en mi Minnesota natal gran parte del tiempo. Allí tengo una casa y otra en Nueva York. Nunca he vivido en Los Ángeles por mucho tiempo que me pase allí trabajando. Prefiero Nueva York.
R. ¿Y en qué consiste su vida fuera del rodaje?
R. Lo típico, rodeado de amigos, tengo la suerte de tener muchos amigos. Siempre acabamos tocando algo de música o en alguna de nuestras casas escribiendo, pintando o simplemente jugueteando un poco con los instrumentos. Eso es lo que te da Nueva York, una ciudad en la que te empapas de arte.
P. ¿Y de alcohol?
R. A mí lo que más me va es la cerveza pero también cae algún trago de whisky, aunque luego otro tiene que conducir mi Prius.
P. Suena de lo más tranquilo y asentado. ¿Se siente a gusto con su nueva carrera en Hollywood?
R. No sé si asentado pero desde luego estoy cómodo. Ya veremos adónde me conduce todo esto pero lo único que quiero en este momento es interpretar buenos papeles.
Babelia
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