PEDRO BURILLO/Rector de la Universidad pública de Navarra: "Estamos siendo maltratados económicamente por el Gobierno"
Pedro Burillo (Zaragoza, 1945) cumple año y medio al frente de la Universidad Pública de Navarra (Upna) en un delicado momento económico de la institución. Catedrático de inteligencia artificial, Burillo fue consejero socialista de Educación en el breve periodo de vigencia del tripartito (PSN, CDN, EA) navarro en 1995-96.
Pregunta. El Gobierno navarro ha recortado por segundo año consecutivo el presupuesto de la Upna. ¿Se sienten maltratados?
Respuesta. Desde luego, no hemos recibido un buen trato, pero somos conscientes de que Navarra vive momentos económicos difíciles y que los recortes han afectado al propio Gobierno y a otras instituciones. Espero que sea un recorte coyuntural y que el próximo convenio de financiación plurianual restaure las pérdidas.
"La sociedad navarra debe definir qué modelo de universidad quiere y financiarla adecuadamente"
"Comparto el criterio de que la Upna no tenga remanentes, sino el dinero que realmente necesita"
P. Esperaban 63 millones y recibirán 49,7 ¿Cómo les va a afectar?
R. Nos ha paralizado el ritmo de crecimiento. Necesitamos nuevas infraestructuras, y no tenemos presupuesto. Bajo ese punto de vista, sí estamos siendo maltratados económicamente por el Gobierno de Navarra. El Consejo de Gobierno de la Upna piensa que se debería haberse hecho un mayor esfuerzo de financiación.
P. ¿Cuánto dinero necesita la Universidad?
R. En financiación básica, profesorado y funcionamiento ordinario, recibiremos 500.000 euros menos de los que necesitamos y, además, el capítulo de gastos de personal subirá un 7,9%, dinero que tendremos que traspasar de otras partidas sin mermar la calidad de la enseñanza e investigación. Nos han obligado a hacer un duro encaje de bolillos. Se han congelado los complementos retributivos al profesorado y los proyectos de especial interés para Navarra. Y finalmente, el capítulo de inversiones ha pasado de seis millones de euros a 2,5. Eso, sin contar el IPC, los aumentos salariales, la acomodación de plantillas de profesores...
P. El Gobierno navarro asegura que la Upna tenía una sobrefinanciación.
R. Es verdad, pero era una situación derivada de la dinámica del convenio plurianual de financiación acordado con el propio Gobierno. Hasta el año 2002 fuimos bien tratados y disponíamos de un remanente de trece millones de euros, de los cuales cinco estaban comprometidos. Pero ese remanente lo hemos volcado ya para cubrir el déficit. Ahora no nos queda dinero propio para mantener la actividad prevista. Yo comparto el criterio de que la administración universitaria no tenga remanentes, porque es dinero del contribuyente y debemos pedir lo que necesitamos y no más, pero al menos sí lo que necesitamos.
P. ¿Qué inversiones se congelan?
R. El paraninfo, que figuraba en el convenio de financiación, el nuevo aulario, la reforma de edificios, la delimitación definitiva del campus y sus viales mediante expropiaciones y permutas, y el desarrollo del parque científico-tecnológico.
P. ¿Encarecerá la Upna sus servicios?
R. Las tasas de matrícula, no, porque están fijadas por ley. Sí vamos a eliminar exenciones. En la Upna, hasta ahora, los hijos y cónyuges del personal de la universidad estaban exentos del pago de matrículas, al igual que los hijos de funcionarios docentes forales. Hablamos de quinientos alumnos [la Upna tiene 10.000 alumnos] que tendrán que pagar su matrícula. Nos limitaremos a las exenciones que marca la ley: familias numerosas, víctimas del terrorismo y personas con discapacidad. A cambio, se han creado becas complementarias. También se han encarecido las tasas de servicios deportivos.
P. ¿Es este el mejor momento para extender el campus de la Upna a la ciudad de Tudela.
R. Hay una ley foral que asienta los estudios universitarios en Tudela, que podemos enjuiciar bien o mal, pero debemos cumplir. Siempre hemos exigido que el nuevo campus, que costará 20 millones de euros, no nazca a costa del ya existente. Su futuro dependerá de que el convenio de financiación asuma ese gasto, porque no queremos que la Upna en Tudela sea un chiringuito, sino un campus de calidad.
P. Parece contradictorio que la universidad vaya a casa del estudiante cuando en Europa se incentiva el fenómeno contrario, la movilidad.
R. Ambos fenómenos son compatibles. Los primeros años en casa y, después, la movilidad. Ciertamente, el campus de Tudela llega cuando aún no está diseñado el nuevo mapa europeo de titulaciones y persiste la indefinición sobre el futuro de las universidades.
P. ¿Se le exige demasiado a la universidad?
R. A la universidad se le exige cada día más por parte de la sociedad. Que sea un referente en investigación, desarrollo, formación en valores, en compromiso con la ciudadanía. Estamos preparados para ello, pero la exigencia tiene que venir acompañada del reconocimiento de que eso son tareas de la universidad.
P. ¿Cómo se reconoce esa competencia?
R. Por ejemplo, la investigación en la universidad siempre se ha incluido en el terreno de las ayudas, y eso debe cambiar. Hay que crear infraestructuras estables, básicas y potentes para lograrlo. Y eso requiere un compromiso económico suficiente y también estable, y sobre todo que la sociedad navarra defina qué modelo de universidad quiere. Y eso se manifiesta a través de sus presupuestos. ¿Queremos una universidad sólo para formar titulados o que sea motor del desarrollo socioeconómico y eje de la nueva sociedad del conocimiento? La respuesta ya la sé: es sí, pero eso no es suficiente. Hay que decir cuándo, con cuánto y cómo.
P. La presencia del euskera en la universidad sigue sin estar regulada.
R. La planificación lingüística en la Upna es un mandato estatutario que debe basarse en la realidad y es, al mismo tiempo, una cuestión delicada porque afecta a sentimientos diversos y opuestos. El euskera debe ser tratado académicamente. Me explico. Hay que conocer la demanda exacta, qué profesorado puede impartir la docencia en lengua vasca, qué capacitación lingüística tienen los nuevos alumnos, qué recursos económicos existen... y conjugarlo con sentido común. En eso estamos ahora.
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