Urgencias
La noche del 27 un familiar mío fue atendido en urgencias del Hospital Vall d'Hebron. La infraestructura es más que insuficiente. Cada vez hay un mayor número de pacientes en los pasillos. Tienes que orinar junto a desconocidos, las noticias sobre tu estado se te dan rodeado de 30 familias más, pisoteando tu derecho a la intimidad. Y pese a no ser suficientes, hay tantas camillas que tienen que apartar muchas para poder desplazarte. Y en el aspecto sanitario, no creo que sea ortodoxo compartir espacio con personas que sufren infecciones respiratorias severas. El personal es más que escaso y se respira un nivel de estrés en el que es fácil cometer errores. ¿En qué se invierten nuestros impuestos? ¿Cómo puede ser que la situación empeore año tras año? ¿Si un hospital de este nivel vive tan al límite un día convencional, que pasaría en caso de una catástrofe? O la seguridad para evacuar el propio servicio... ¿Hay que esperar que pase una desgracia para poner remedio? El personal de urgencias y el del 061 mostró gran calidad humana y asistencial, y una dedicación inmejorable. El esfuerzo que hacen para intentar suplir con humanidad las imperdonables carencias de la sanidad pública no tiene precio. A ellos, gracias.