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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Frivolidad

El pasado día 14 se produjo en el Congreso de los Diputados la votación sobre la toma en consideración de la transferencia de los servicios meteorológicos del Estado al Gobierno de Cataluña. Según consta en el diario de sesiones, uno de los principales argumentos utilizados por una gran mayoría de los diputados del Parlamento de Cataluña y del Congreso que abogaron en su favor consistió en calificar de incompetente y carente de infraestructura al Instituto Nacional de Meteorología (INM), sin aportar pruebas de índole científico-técnica que avalaran esas afirmaciones. Al contrario, la gran mayoría de los ponentes recurrió al populismo y al chiste fácil para fundamentar su postura.

Soy meteoróloga desde hace 18 años, y estos argumentos me han causado un profundo malestar, al igual que a otros muchos compañeros que trabajamos en el INM. Sus funcionarios hemos accedido a nuestros puestos de trabajo aprobando oposiciones que incluyen un curso selectivo de formación homologado por la Organización Meteorológica Mundial. Los sistemas de tecnologías de la información y de comunicaciones del INM, la base de datos climatológica nacional, así como las redes de teledetección terrestre (radares y descargas eléctricas) operadas por el mismo, que aseguran una cobertura suficiente y homogénea en el conjunto del Estado, están a la altura de los existentes en los mejores servicios meteorológicos europeos.

Asumo, como muchos de mis compañeros, que el servicio que presta el INM a la sociedad puede y debe mejorarse, pero analizando con criterios técnicos objetivos las causas de las deficiencias y poniéndoles solución; la gestión del INM en los últimos ocho años no ha contribuido ciertamente a ello.

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Señores diputados, es evidentemente legítimo utilizar argumentos políticos, pero no recurrir a la descalificación sin fundamento, un síntoma claro de la falta de argumentos sólidos. Desde mi experiencia profesional considero que sus exposiciones en el Congreso no son admisibles.

Como ciudadana, además, me preocupa seriamente que legislen sobre otros asuntos con la

misma frivolidad con la que se están comportando en este caso.

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