La presidencia holandesa de la UE advierte de la radicalización de la inmigración islámica

La mayoría de los países de la Unión Europea se enfrentan a un incremento del radicalismo en sus comunidades islámicas, según un informe que la presidencia holandesa de la Unión ha presentado a los distintos Gobiernos. El documento ofrece una estrategia de acción contra los factores que contribuyen a la radicalización y reclutamiento de activistas. El reforzamiento de la vigilancia sobre una serie definida de factores internos y un diálogo más intenso con países que son área de reclutamiento de terrorismo son elementos esenciales de esa estrategia preventiva.

También se propone que los programas de asistencia externa de la UE tengan en cuenta cómo atacar los factores que contribuyen al reclutamiento de terroristas.

El extremismo no es propio de ninguna religión, pero, "en la actualidad, las amenazas a la UE parecen tener sus orígenes en el extremismo islámico", señala el informe restringido elaborado por los expertos holandeses, según los cuales "la mayoría, no todos, de los Estados de la UE se enfrenta a una creciente radicalización en partes de sus comunidades islámicas".

Da idea de la dificultad de combatir esta amenaza la multiplicidad de factores en que se produce el reclutamiento, que convierten a cualquiera en potencial terrorista porque "está claro que se puede pasar de las creencias y prácticas musulmanas convencionales al islamismo extremista", según el informe. Mezquitas, escuelas, guetos urbanos e Internet son puntos calientes de radicalización, sin olvidar cárceles y centros correccionales de menores.

La radicalización en los medios islámicos se produce a través de redes y grupos vagamente interconectados. "Los terroristas o potenciales terroristas son tan diferentes que no se puede dibujar un claro perfil", reconoce el estudio. Potenciales terroristas pueden hallarse entre emigrantes recientes y entre llegados hace cuatro generaciones; pueden ser gentes con experiencia bélica o conversos; ultraortodoxos o religiosamente indiferentes; jóvenes o maduros, aunque predominen los jóvenes; socialmente marginados o educados. Algunos están perfectamente integrados en la sociedad occidental y otros se han ofrecido a actuar sin haber pasado por un proceso de adoctrinamiento. No obstante, los expertos señalan como factores a tener en cuenta la marginación y/o la delincuencia, la idea del martirio, la educación insuficiente, las frustraciones laborales y hasta las teorías de la conspiración ("el islam vive asediado"). Radicalización y reclutamiento están vinculados en una secuencia que puede desarrollarse con extrema rapidez y conducir al terrorismo, aunque sólo una minoría llegue hasta el final.

Estrategia de combate

Cuestiones globales pueden llegar a ser fácilmente un asunto local. "Lo que se percibe como una injusticia contra los musulmanes en cualquier parte del mundo puede ser presentado por los extremistas como un ataque personal contra cada musulmán", advierte el informe. Al Qaeda ha perdido capacidad pero aún influye sobre los masas, indica el informe.

Los expertos holandeses proponen a los Gobiernos una estrategia de combate en tres frentes. A escala nacional se recomienda un reforzamiento de los medios de recogida de información, lo que incluye desde la infiltración hasta empleo de fuentes académicas, además de contactos con los líderes de las comunidades islámicas. Esa relación deberá dirigirse tanto a crear confianza mutua como a alertarles sobre la detección de tendencias extremitas. También se propone una mayor coordinación entre los distintos servicios de seguridad.

En cuanto a la actuación en el círculo de la relaciones externas de la UE, se pide la inclusión del reclutamiento entre los factores de análisis cuando se trabaje con terceros países (bajo presidencia holandesa se están realizando valoraciones de Arabia Saudí, Pakistán y sureste asiático). La lucha contra el reclutamiento debe convertirse en un elemento regular del diálogo de la UE con los países en que se produce el fenómeno. Finalmente se pide a la Comisión y a los Estados miembros que analicen el modo en que sus programas de ayuda externa pueden ir dirigidos a contrarrestar los factores que contribuyen al reclutamiento de terroristas.