La fotografía experimental y renovadora de Man Ray se exhibe en Barcelona
La galería Manuel Barbié pone a la venta 36 piezas seleccionadas por Victoria Combalía
"Con una sola idea de Man Ray, un artista joven de ahora trabajaría toda la vida", comenta Victoria Combalía para explicar la diversidad de registros y experimentaciones que realizó Emanuel Radwitzky (Filadelfia, 1890-París, 1976), conocido artísticamente como Man Ray. Combalía es la comisaria de la exposición que presenta hasta el 18 de febrero la galería Manuel Barbié de Barcelona (Consejo de Ciento, 321). Las 36 fotografías que se exhiben, con precios entre los 3.000 y los 6.000 euros, son copias del estudio del fotógrafo realizadas en su mayoría a partir de 1960.
"La selección es muy representativa de todos los campos en los que trabajó Man Ray", comenta Combalía, para quien no hay duda de que se trata de "uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX y una de las figuras fundamentales del surrealismo". La exposición, que cuenta con un elaborado catálogo, se divide en cinco grandes apartados. El primero, dedicado a "sus musas", presenta fotografías de desnudos de algunas de sus amantes, como Kiki de Montparnasse -su espalda quedó inmortalizada en la famosa fotografía El violín de Ingres (1924)- y la también fotógrafa Lee Miller, de la que puede verse una conocida fotografía de su cuello con forma fálica -Anatomía (1930)- que, según explicó Combalía, fue rescatada por la propia Miller, entonces ayudante de Man Ray, de la papelera a la que la había tirado el artista lo que provocó una apasionada pelea entre los dos artistas.
Otro apartado se dedica al cuerpo femenino, una de sus grandes inspiraciones, en la que destacan dos fotografías solarizadas, una rayografía (fotografía sin cámara en la que los objetos se exponen a la luz sobre un papel fotográfico) y dos copias, bastante diferentes entre sí, de la famosa Lágrimas de cristal (1932). La exposición incluye también un apartado dedicado a la fotografía de moda -entre las que destaca Carretilla, de 1937, en la que la modelo luce joyas art decó y un vestido de Lucien Lelong sobre una vulgar carretilla diseñada por Óscar Domínguez- y también otro pequeño ámbito con fotos de estudio, en el que destacan dos imágenes de 1975 en la que sitúa dos pequeños maniquíes articulados frente a un televisor de la época. Los retratos a personajes conocidos como Breton, Victor Brauner o Jean Cocteau -así como dos autorretratos del propio Man Ray de distintas épocas- completan la muestra y tienen un espacio propio. Muchas de ellas las realizaba por encargo de revistas y diarios y eran las que le permitían ganarse la vida profesionalmente.
Ninguna de las imágenes expuestas es un vintage (copia de época) sino que se trata de copias realizadas por el taller del artista y, en gran parte, por el que fuera su ayudante en los últimos años, Pierre Gassman, a partir de mediados de los años cincuenta y hasta después de su muerte. "A Man Ray lo que le interesaba era el encuadre y la composición pero daba muy poca importancia a la copia, que dejaba siempre que la hicieran otros", indica Combalía. "Él decía que esta parte la hacían otros mejor y se despreocupaba de ello". Tampoco acostumbraba a firmar sus fotos y cuando lo hacía solía ser en el momento de su venta. Todas las copias, de las que existen varías ediciones, están autentificadas, según indica el galerista Manuel Barbié.
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