Los observadores occidentales no detectan irregularidades importantes
Los partidarios de Yanukóvich denuncian pequeños fraudes
Más de 12.500 observadores internacionales supervisaron ayer las elecciones ucranias, más del doble de los que hubo en la segunda ronda del 21 de noviembre, anulada debido a las falsificaciones masivas. En sus primeras declaraciones anoche, los observadores occidentales aseguraron que no habían detectado irregularidades de importancia, aunque los partidarios de Yanukóvich sí hablaron de pequeños fraudes.
El rival de Yanukóvich, el liberal Víktor Yúshenko, sostiene que le robaron tres o cuatro millones de votos y, con ellos, la victoria. Muchas de las irregularidades que permitieron el pucherazo fueron denunciadas por los observadores, y de ahí la importancia que a su presencia daban todas las fuerzas políticas de Ucrania.
Esta vez las irregularidades durante la jornada electoral han disminuido mucho, según el diputado Nikolái Katerinchuk, uno de los representantes del liberal Yúshenko. Pero según los del equipo de Yanukóvich han aumentado. Sólo en Lvov los partidarios del primer ministro aseguran haber registrado más de 300.
También los observadores de la Comunidad de Estados Independientes, organización que lidera Rusia y que reúne a las ex repúblicas soviéticas a excepción de las bálticas, considera que ha habido un aumento de irregularidades. No es asombroso que a diferencia de la vez anterior ahora los prorrusos registren más violaciones al sistema electoral, pues en su inmensa mayoría son pro-Yanukóvich.
El fenómeno de observadores internacionales parciales, que tienen claras simpatías por uno de los candidatos, es bastante común en estos comicios. Varios observadores procedentes de países occidentales no ocultaron a este corresponsal su simpatía por Yúshenko.
Cuatro parlamentarios españoles, veteranos de las rondas electorales ucranias precedentes que se declaran absolutamente imparciales, han viajado a Kiev para supervisar los comicios. Todos ellos coinciden en que las modificaciones a la ley electoral han mejorado el sistema y, en palabras de Jesús López Medel, PP, que viene por el Consejo de Europa, "ha restringido considerablemente las posibilidades de fraude". El mérito, dice, ha sido de la comunidad internacional y del pueblo ucranio. Para Ana Chacón, del PSOE, que viene por la Asamblea de la OTAN, "esta vez hay mucha menos tensión y más agilidad".
Meritxell Batet, diputada del PCC-PSOE que viene por parte del Consejo de Europa, cuenta que en esta tercera ronda, a diferencia de las anteriores, no han tenido ningún contacto ni con la Comisión Electoral Central renovada, ni con el Tribunal Supremo, ni con los candidatos. Para Batet, el sistema electoral es complicado, incluso "rocambolesco". El votante, explica, debe firmar tanto en la lista electoral que hay en su mesa como en un talón que se arranca de las papeletas, y al final se cuentan las papeletas usadas y las no usadas, además de las firmas citadas. Lo difícil es que todas las cifras coincidan después, pero es también lo que dificulta las falsificaciones. De haberlas ahora, lo más probable es que se produzcan en el ámbito de la Comisión Electoral Central.
Es más difícil ahora que funcionen los trucos masivamente usados en la ronda anterior para las falsificaciones: el voto en circunscripciones ajenas y a domicilio. Se impusieron una serie de restricciones para votar en un colegio en el que la persona no estaba inscrita, y en cuanto al voto a domicilio, además de haberse reducido la cantidad de personas que lo utilizaron, las urnas móviles fueron acompañadas esta vez por representantes de ambos candidatos. La Comisión Electoral, por su parte, asegura que no ha habido "irregularidades de importancia".
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