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LA OLA DE FRÍO POLAR

Descoordinación y falta de información entre la nieve

Los conductores afectados por el temporal enlas carreteras de Burgos se quejan de la escasez de medios

"Nos habían avisado, pero nunca pensamos que habría tal grado de descoordinación y falta de información". Ésta fue la frase más repetida durante toda la jornada de ayer. El temporal estaba previsto y todo parecía a punto, según las declaraciones previas de los responsables. Sin embargo, miles de conductores se vieron atrapados y los más afortunados pudieron llegar a su destino sólo después de emplear más de 6 horas en recorrer unos 100 kilómetros por la principal arteria de las carreteras españolas, la A-1.

Uno de los afortunados, Pedro, optó por viajar de Vitoria a Burgos por la Nacional 1. La carretera no llegó a cerrarse en ningún momento en este tramo, aunque el uso de cadenas era obligatorio. "He aprovechado las horas del mediodía, pero aún así he tardado casi el triple de lo habitual para cubrir esta distancia", contaba tras llegar a Burgos algo después de las cuatro de la tarde.

La División Acorazada Brunete fue la encargada de abrir paso hasta Lerma
Los más afortunados consiguieron hacer 100 kilómetros en alrededor de seis horas
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Peor suerte tuvo Goyo. No llevaba cadenas y tuvo que optar por la AP-1. La concesionaria de la autopista de peaje mantuvo todo el día que se podía circular con precaución, pero sin usar cadenas. Sin embargo, ya en las horas centrales del día, había retenciones de hasta 20 kilómetros. "Nos han dado explicaciones para todos los gustos, pero lo más duro es oír en la radio que el responsable de la autopista dice que no hay problemas especiales y que solamenteo hay que circular algo más despacio, cuando llevas cuatro horas completamente parado", decía Goyo.

Mientras los atrapados en la trampa de peaje pedían información y veían como comenzaba a anochecer mientras la temperatura bajaba hasta los tres grados bajo cero, Moisés Ferreras, el delegado de la empresa Europistas para esta vía, aseguraba que el único problema era el cruce de un camión.

Ana, otra de las conductoras afectadas, insistía en la dificultad para entender lo ocurrido. "Estamos en Burgos y aquí es habitual que nieve. No entiendo cómo han dejado entrar camiones cuando está prohibido desde antes de amanecer", decía.

Hacia las diez de la noche mejoraba también notablemente la situación de la AP 1. Continuaban algunas pequeñas retenciones, pero ya no se hablaba de miles de coches, sino de cientos.

La autopista de peaje fue una de las trampas del día, pero no la única. Una conductora con su hija de 10 años no pudo salir de la autopista en Burgos pese a todas las recomendaciones de Protección Civil. "Yo quería dejar la autopista en Burgos para pasar la noche, pero las salidas del peaje estaban atascadas por la nieve y no pude evitar entrar en la A-1 hacia Madrid". Tres horas más tarde se encontraba a unos 15 kilómetros de Burgos. Se había convertido en uno de los 3.000 conductores atascados entre Burgos y Lerma.

También Ángel sufrió en sus carnes la desorganización. Horas después de la orden de la subdelegación del Gobierno de Burgos que prohibía circular en la provincia, pasaba de largo las dos salidas del peaje que llevan a la capital de Burgos. Finalmente se encontraba con su hija de un año camino de Lerma. "Estoy desesperado. No sé qué puedo hacer o a quién recurrir, porque sólo he visto una máquina quitanieves en sentido contrario y no me he encontrado con ningún Guardia Civil. Además, el teléfono de la Dirección General de Tráfico en el que dicen que te informan no deja de comunicar en ningún momento", contaba.

Ajenos a todo, en la capital de Burgos, con una capa de más de 60 centímetros de nieve, los chavales jugaban en los parques y, mientras comentaban que no recordaban una nevada tan grande en las últimas décadas, hombres y mujeres jugaban a tirarse bolas o se entretenían haciendo muñecos de nieve en las aceras.

Los polideportivos de Burgos se convirtieron anoche en alojamientos improvisados. "Todo un lujo después de nueve horas en el coche", nos decía uno de los alojados. Calefacción, mantas y comidas y bebidas calientes aliviaron a los viajeros, que no ocultaban su enfado. "Alguien tendría que dimitir, porque no es una nevada a nivel del mar. En Burgos tendría que haber mejor preparación para estas emergencias", decía uno de los acogidos en el Polideportivo de El Plantío.

Una unidad de la División Mecanizada Brunete fue la encargada de abrir paso hasta las inmediaciones de Lerma. La orden era evacuar sólo a las personas, mientras los vehículos quedaban casi cubiertos de nieve en la calzada. Entre sorprendidos y asustados, los chavales subían a los camiones del ejército ayudados por soldados y miraban con curiosidad a los tres vehículos oruga y dos camiones que formaban el convoy. Esta División, con base en Castrillo del Val (Burgos), envió dos vehículos blindados oruga del tipo TOA y tres camiones con mantas y otro material de abrigo a la zona.

Protección Civil buscaba, mientras tanto, alojamiento para otras 1.000 personas en Quintana del Puente (Palencia) en las inmediaciones de esta pequeña localidad.

La Agencia de Protección Civil de Interior de Castilla y León mantuvo la situación de alerta 2 e intensificó la vigilancia para asegurarse de que todos los vehículos cumplían el requisito obligatorio de estar equipados con cadenas. Sin embargo, y pese a las constantes advertencias, a primeras horas de la noche todavía había algunos vehículos intentando burlar la vigilancia y seguir viaje.

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