Palabras sobre el muro israelí
RAMÓN LOBO | Jerusalén
Desde lo alto de Abu Dis se divisa la cúpula dorada de la mezquita de la Roca. Entre sus 35.000 habitantes y la ciudad vieja de Jerusalén (cuatro kilómetros) se yergue una gigantesca pared de hormigón que les obliga a dar un rodeo de más de una hora. Ayer se cerró la última abertura por la que podían saltar de un lado a otro.