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El líder laborista exige un cambio legislativo antes de formar un Gobierno de unidad israelí

Peres pretende convertirse en un segundo viceprimer ministro en el Ejecutivo de Sharon

Ramón Lobo

Cuando todo parecía preparado para escenificar la rúbrica oficial del llamado Gobierno de unidad, el Partido Laborista israelí de Simón Peres se negó a estampar su firma, lo que retrasará el proceso de ratificación y hace casi imposible el objetivo de Ariel Sharon de presentar el jueves su Gobierno, el cuarto desde que ganó las elecciones. La ley sólo permite un viceprimer ministro, que es del Likud, y para que Peres pueda serlo también será necesario cambiarla. El veterano líder laborista no se fía y demanda esa modificación antes de cerrar el acuerdo para formar un Ejecutivo.

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El presidente del Comité de Justicia de la Knesset (Parlamento), Michael Eitan, había afirmado antes que llevaría días o semanas efectuar los cambios que permitan a Peres asumir como segundo viceprimer ministro. El ex ministro de Defensa laborista y candidato a una de las carteras (tal vez la de Interior), Benjamín Ben Eliecer, exigió su aprobación inmediata. En la reunión celebrada anoche entre el Likud y el Partido Laborista se estudió la posibilidad de modificar la ley antes de que se reúna mañana el Comité Central laborista para refrendar el pacto.

El actual viceprimer ministro y titular de Comercio e Industria, Ehud Olmert, y hombre fuerte del Gabinete, dejó claro ayer en la radio del Ejército que él, y no Peres, será el número dos. "Es una posición importante bajo circunstancias inusuales

[incapacidad o fallecimiento del primer ministro]. No es cuestión de quién es la persona, sino de que pertenezca al Likud".

Los laboristas tendrán, como estaba previsto, ocho ministerios: Interior, Vivienda, Infraestructura, Medioambiente, Comunicaciones, dos sin cartera y un viceprimer ministerio (para Peres), al que podría añadir la responsabilidad de la retirada unilateral de Gaza, pero limitado a asuntos humanitarios. Pese a la fuerte presión de su negociadora y vicepresidenta del partido, Dalia Itzik, los laboristas no consiguen ninguno de los importantes: Educación, Justicia, Seguridad Interna y Exteriores, que seguirán en manos del Likud.

Peres, que antes de firmar hablaba como si ya fuera ministro para Gaza, dijo en una entrevista con Le Figaro que era importante que, tras la retirada unilateral, los palestinos tengan los medios para salir adelante y citó la necesidad de reabrir el puerto. En el plan de Ariel Sharon, la costa, las fronteras valladas en su totalidad y el espacio aéreo de la franja quedarán bajo control israelí.

El Ejército de Israel se retiró el domingo del campamento de refugiados de Yan Junis, en el centro de la franja de Gaza, tras una incursión de 48 horas y sólo un día después de haber afirmado que se mantendría hasta acabar con los ataques con cohetes Qassam. Ayer hubo nuevos lanzamientos palestinos desde el norte de la franja que no causaron víctimas. En el operativo que comenzó el viernes murieron 11 palestinos y se destruyeron 39 viviendas, según una agencia de la ONU. La incursión, llamada Operación Metal Naranja, provocó duras críticas de la Autoridad Nacional Palestina y los Gobiernos de Egipto y Jordania. El jefe militar advirtió de que la retirada era "condicional" y que todo ataque sería contestado.

Por otra parte, el actual Gobierno de Sharon aprobó ayer la liberación de 170 prisioneros palestinos, la gran mayoría de Al Fatah, el partido mayoritario en la OLP que dirige Abu Mazen. El ministro de Exteriores, Silvan Shalom, y el jefe del servicio secreto interior Shin Bet, Avi Dichter, que estaban en la comisión que decidió los nombres, se opusieron a que entre ellos hubiera presos de los grupos radicales. Sharon llamó a esta decisión "un gesto de buena voluntad" hacia Egipto, que hace unos días liberó a un supuesto espía del Mosad, Azzam Azam. Israel sostiene que la liberación de Asma no está vinculada a los presos palestinos.

Liberación de presos

Ha sorprendido que el llamado gesto de buena voluntad no estuviera dedicado a Abu Mazen, favorito para sustituir a Yasir Arafat en las elecciones del 9 de enero, y al que Israel y EE UU apoyan de manera discreta. Otras fuentes aseguran que el número de presos palestinos que se liberarán esta semana es muy inferior a los cientos que salieron de la cárcel cuando Abu Mazen fue nombrado primer ministro en junio 2003.

Por otra parte, el presidente de EE UU, George W. Bush, en una entrevista con el diario israelí Yedioth Aharonoth, dijo estar convencido de que el año próximo habrá paz. "Sharon lo ha entendido y es importante que los palestinos comprendan que la paz no es algo que se alcanza a través de las palabras, sino de los hechos". Uno de los asesores de Abu Mazen en Ramala dijo estar de acuerdo, aunque no sabe si Bush se refiere a ellos o a los israelíes.

Por otra parte, Israel señaló ayer que no participará en la Conferencia de Paz sobre Oriente Próximo que se celebrará en Londres a principio de 2005, aunque apoya la convocatoria. "Estamos a favor de este encuentro, en la medida en que esté destinado a ayudar a la autoridad palestina en el terreno económico, pero no participaremos para que quede claroque no es una conferencia internacional", señalaron fuentes oficiales a la agencia France Presse.

Varios palestinos rezan en la mezquita de Omari en el funeral por los muertos del ataque israelí al campo de Jan Yunis.
Varios palestinos rezan en la mezquita de Omari en el funeral por los muertos del ataque israelí al campo de Jan Yunis.REUTERS

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