La Cámara vasca vota hoy por primera vez el 'plan Ibarretxe', sin un apoyo suficiente
El PNV asume que no podrá elevarlo al Congreso y buscará una mayoría en las elecciones
El Parlamento vasco vota hoy por vez primera el texto del plan Ibarretxe después de que los trabajos en la ponencia creada en la Comisión de Instituciones e Interior no hayan supuesto cambios de importancia en su articulado ni recabado más apoyos en la oposición. El respaldo al texto sigue reducido a los 36 votos de los tres grupos (PNV, EA y EB) que apoyan al lehendakari, Juan José Ibarretxe. Socialistas y populares, tras ver rechazadas en marzo sus enmiendas a la totalidad, consideran que los ligeros cambios han "radicalizado aún más" el proyecto. Batasuna también rechaza el texto en su conjunto. Los nacionalistas han asumido que no obtendrán la mayoría absoluta y esperan lograr ese apoyo en las autonómicas de 2005. El PSE pretende, con su propuesta de reforma estatutaria, resituar el debate en las coordenadas de un pacto transversal.
Al proyecto estrella de Juan José Ibarretxe le ha llegado la hora de la verdad. Tras 14 meses de tramitación, la ponencia parlamentaria eleva hoy a votación en comisión el dictamen con las últimas modificaciones al texto aprobado por el Gobierno vasco el 25 de octubre de 2003. Lo que ha evidenciado no sólo su último recorrido parlamentario, sino todo el proceso abierto desde las autonómicas de 2001, es la incapacidad del tripartito para ganar ni un solo apoyo más a los que tenía inicialmente. Una mayoría parlamentaria de 36 votos resulta insuficiente para, sin quebrar las reglas de juego previstas para la reforma estatutaria, aprobar el texto por mayoría absoluta (38 escaños) en Vitoria y elevarlo para su discusión y aprobación en el Congreso.
El PNV tiene 26 escaños; EA, 7; EB, 3; PP, 18; PSE-EE, 13; Batasuna, 7, y Unidad Alavesa, 1.
El tripartito ha puesto además de manifiesto, durante la discusión en siete sesiones de las 128 enmiendas parciales presentadas por PNV, EA y EB, sus posturas enfrentadas, en especial entre la propuesta de federalismo de libre adhesión que defiende Ezker Batua y los postulados nacionalistas que empapan el proyecto. En cuestiones como la diferenciación entre nacionalidad y ciudadanía, el modelo de Poder Judicial vasco o la organización de la Seguridad Social no ha habido aproximación alguna entre los socios de gobierno.
Pese a todo, Javier Madrazo, coordinador general de EB y consejero en el Ejecutivo vasco, ha llegado a defender sin rubor que el sí de su formación a la tramitación del plan "no se debe confundir con un voto favorable" al mismo. En todo caso, está persuadido de que la aceptación de 30 de sus 69 enmiendas ha servido para "contener la radicalidad nacionalista".
A ello hay que añadir las diferencias de PNV y EA, que han vuelto a discutir, entre otras cosas, sobre la Ley de Territorios Históricos, que define la distribución de poder interno en la comunidad, uno de los motivos de la escisión peneuvista en 1986.
"Segunda vuelta"
La dirección del PNV es consciente de que, salvo un giro improbable de última hora en la posición de Sozialista Abertzaleak (SA), el grupo de la ilegalizada Batasuna en la Cámara de Vitoria, el plan ya está condenado a ser devuelto al cajón del Ejecutivo. Por eso, las últimas declaraciones de la portavoz del Ejecutivo vasco, Miren Azkarate, apelando a una negociación "hasta el último minuto" suenan a un planteamiento agónico y poco realista. El presidente de la comisión, el peneuvista José Antonio Rubalkaba, no prevé aceptar hoy una votación troceada del texto, única posibilidad de que SA sume sus votos para apoyar el preámbulo, abiertamente soberanista, del plan.
El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, ha reiterado que su formación ya piensa en la "segunda vuelta". Ayer mismo apuntaba su impresión de que SA se abstendrá hoy en la comisión para votar en contra en el pleno de la Cámara del día 30. Así, la coalición PNV-EA, que se formaliza esta misma semana, trasladará como propuesta electoral en mayo próximo el proyecto de nuevo Estatuto y planteará a los vascos, con tintes plebiscitarios, que tienen derecho y quieren decidir su "futuro en paz y en libertad". Pero ha sido el PSE el que, al poner sobre la mesa su propia propuesta de reforma estatutaria, intenta resituar el debate en las coordenadas de un acuerdo transversal, más allá del corsé que de hecho supone un texto "cerrado y articulado" como el que ha defendido el tripartito.
El PP rechaza frontalmente tanto el plan Ibarretxe por "independentista" como el "plan Ibarretxe light"de los socialistas. Si no hay una imprevista sorpresa, Ibarretxe acabará el año con un rotundo varapalo parlamentario. La votación en el pleno del día 30 supondrá el banderazo de salida de una larga precampaña electoral vasca.
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