_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

América Latina: llegan buenos tiempos

Joaquín Estefanía

Dos informes recientes, presentados por dos excelentes economistas, coinciden en la idea de que el año 2004 ha sido excelente desde el punto de vista económico para América Latina. 2005, a expensas de las incertidumbres de la coyuntura mundial, será bueno también aunque no tanto como el ejercicio que ahora se acaba.

Hace un mes, el colombiano Guillermo Perry (antiguo ministro de Economía de Ernesto Samper) y hoy economista jefe del Banco Mundial para la zona, al presentar el informe de perspectivas de dicha organización multilateral, declaraba: "Los buenos tiempos han vuelto a la región", afirmación que reflejaba un fuerte grado de optimismo en una zona deprimida sicológicamente en los últimos tiempos, testigo de un desastre macroeconómico tras otro y alejada del primer plano internacional desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. Según Perry, la región crecerá este año "al menos" un 4,7%, con un pronóstico del 3,7% para 2005, poniendo fin a tres años de práctico estancamiento. Al mirar al medio y largo plazo, el Banco Mundial también era optimista: se estima que entre 2006 y 2015, América Latina tendrá un crecimiento promedio del 3,6% y un aumento del ingreso real per cápita del 2,4%. En ese periodo, la cantidad de personas que viven con menos de un dólar al día se reducirá un 50%, de ocho a cuatro millones de ciudadanos.

Un mes después José Luis Machinea, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), oficina de las Naciones Unidas, hacía un pronóstico todavía más optimista. Machinea fue ministro de Economía con De la Rúa y gobernador del Banco Central argentino con Raúl Alfonsín. La CEPAL estima que la región crecerá este año un 5,5%, la mayor tasa desde hace 24 ejercicios, aumentando la renta per cápita en un 4%. Todos los países de la zona, excepto el extremadamente pobre Haití, verán incrementar su PIB.

Con varias características singulares: por primera vez desde 1997 -año en que la crisis asiática se contagió con varios meses de diferencia a América Latina- las seis economías más grandes de la región (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Venezuela) crecerán simultáneamente más de un 3%. De las economías latinoamericanas, hay algunas que, después de atravesar profundas crisis, están inmersas en intensos procesos de recuperación: la Venezuela de Chávez crecerá un ¡18%!; Argentina, un 8,2% y Brasil, un 5,2%.

Otros dos rasgos singulares de este proceso de crecimiento (enmarcado en la economía mundial, cuyo PIB aumentará cerca del 4%, con un incremento del comercio mundial del 9%) son los siguientes: 2004 es el segundo año consecutivo en el que el crecimiento económico está acompañado de un saldo positivo de la balanza por cuenta corriente; en el pasado, los episodios de crecimiento se caracterizaban por un deterioro progresivo de la cuenta corriente, con saldos deficitarios del comercio. Por otra parte, el crecimiento económico se da en un contexto de salida de capitales, de una disminución de la prima de riesgos y de un incremento de la demanda de activos financieros de la región.

¿Cómo se trasladan estas cifras macroeconómicas al bienestar económico de los ciudadanos? De nuevo se ve que no hay una relación directa. El crecimiento del PIB es mucho mayor que el aumento del empleo o que la disminución de la pobreza. Las tasas de elasticidad son muy distintas: habrá una leve reducción del desempleo (del 10,7% de la población activa en 2003 a un 10% en 2004), lo que sumado a una incipiente recuperación de los salarios contribuirá a una muy escasa disminución de los niveles de la pobreza de la región, desde el 44,4% de la población en 2003 hasta un 42% este año.

Esta asimetría entre datos macroeconómicos y bienestar cotidiano es lo que justifica uno de los datos más escandalosos del informe del PNUD para la zona: un 45% de los ciudadanos apoyaría a un gobierno autoritario si éste resolviera los problemas económicos de su país.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_