Christian Bale es un atormentado obrero en 'El maquinista'
El actor adelgazó 30 kilos para protagonizar la producción española de Brad Anderson
El adiós a las grasas, el ayuno estricto y la lectura de los cuentos de terror de Edgar Allan Poe y una obra de Dostoievski ayudaron al actor Christian Bale a meterse en el pellejo de Trevor Reznik, un desesperado y esquelético insomne, obrero en una fábrica, protagonista del thriller psicológico El maquinista, recientemente premiado en el Festival de Cine Fantástico de Sitges. "El director no me pidió que adelgazara pero inevitablemente lo hubiera acabado sugiriendo. Cuando acabé de leer el guión comprendí que si no lo hacía, el personaje no tenía ningún sentido para mí", explica el actor en conversación telefónica desde Los Ángeles. Dirigida por Brad Anderson, en esta producción española rodada íntegramente en Barcelona y que hoy se estrena en nuestro país, Jennifer Jason Leigh y Aitana Sánchez-Gijón le dan la réplica. Los inquietantes y oscuros planos de la película retratan la devastadora vigilia de Trevor, que sólo encuentra descanso en estas dos mujeres.
Con los cerca de 30 kilos que perdió Bale para dar vida al consumido y atormentado obrero, se esfumó el musculoso yuppy Patrick Bateman de American psycho. "Aquel papel fue el primero en el que tuve que trabajar el aspecto físico del personaje que interpreté, pero El maquinista ha sido el caso más extremo. No todos los papeles requieren este trabajo pero es muy útil en algunas ocasiones, como por ejemplo con Trevor. No se trata de imponerlo, pero lo físico te puede ayudar".
El aspecto de Trevor, el escuálido obrero que lleva un año sin dormir y pasa sus noches entre la cafetería del aeropuerto y la casa de una prostituta, podría ser como el de alguno de los prisioneros del campo de concentración de El imperio del sol, película en la que debutó de niño junto a John Malkovich. Bale dice que aquello le resulta muy lejano: "Cuando eres pequeño, no te haces una idea de la película entera, del dibujo completo, y esto beneficia tu actuación. Sin embargo, si intentas recuperar esa falta de miedo de la infancia no puedes sobrevivir como adulto".
Durante el rodaje, Bale no sólo dejó de comer, también de dormir. "Sólo tenía fuerzas para actuar y apenas dormía. Pasaba las noches leyendo y dibujando". Dice que a las buenas personas lo que les quita el sueño "es, entre otras cosas, el sentimiento de culpa" y que, para ellas, "intentar olvidar los recuerdos incómodos es inútil, su propio sentido de la responsabilidad se lo impide, no pueden pretender que nada ha pasado". No le gusta referirse a su personaje como un maníaco: "Trevor es simplemente alguien que sufre alucinaciones, su mente le juega malas pasadas. El sueño es lo que para la mayoría de nosotros dibuja la línea entre la realidad y la fantasía, ahí experimentamos ese otro mundo de pesadilla. La mente necesita ir a ese lugar y el sueño nos permite discernir la diferencia".
Poco temeroso de los grandes cambios, Bale inició el rodaje de la tercera entrega de Batman después de El maquinista. "Fue un corte radical. Pasé de una película independiente a una producción monstruosa, algo completamente distinto. Tuve que volver al gimnasio como en American psycho, pero la caracterización física del personaje no fue tan dura. Me metí mucho en los cómics de Batman, que me divierten mucho".
Ganador del premio a la mejor interpretación masculina en el Festival de Sitges, por su interpretación en El maquinista, el nombre de Bale suena como un posible candidato al Oscar en la misma categoría, pero con voz tranquila asegura que esta posibilidad no es ni sueño, ni pesadilla, "ni siquiera lo contemplo".
Babelia
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