La ceguera en primera persona
Alumnos de secundaria de Jaén practican el juego del 'goalball' para acercarse a la realidad de los invidentes
Laura Ordóñez, una estudiante de 17 años del instituto Auringis de Jaén, está acostumbrada a correr, pero hasta ayer nunca lo había hecho completamente a oscuras. Inseguridad, desconcierto e incluso miedo fueron algunos de los sentimientos que la invadieron mientras daba un par de vueltas a la pista cubierta del gimnasio de su instituto. Como buena deportista, calentaba antes de disputar su primer partido de goalball, un deporte practicado por invidentes. Unido a ella por una cuerda, otro compañero la seguía para orientarla en las curvas.
"Es algo impresionante, uno no sabe lo que es de verdad la oscuridad hasta que no lo vive en primera persona", relataba Laura entre el asombro y la emoción, mientras se descubría sus ojos, cubiertos por unas gafas negras que no dejaban pasar la luz.
Como Laura, cerca de un centenar de estudiantes de los institutos Auringis, Jabalcuz, Fuentezuelas y Fuente de la Peña, todos de Jaén, conocieron ayer la práctica del goalball, un deporte para invidentes en el que juegan dos equipos de tres jugadores cada uno. Ambos intentan golear a su contrario deslizando un balón similar a uno de baloncesto, pero con cascabeles en su interior para facilitar la orientación.
Esta actividad, organizada por el instituto Auringis en colaboración con la ONCE y la Delegación de Educación, pretendía sensibilizar sobre la situación que afronta día a día las personas ciegas, unas 20.000 en Andalucía. "La posibilidad de practicar un deporte, junto a la incorporación al mundo laboral, son las mejores vías para que este colectivo se sienta integrado en la sociedad", indicó Antonio Cobo, monitor deportivo de la ONCE en Jaén, quien insistió en que el goalball también puede ser practicado por videntes.
"Es un deporte completo e integrador porque desde el momento en que te colocas las gafas negras, no discriminas entre ciegos o videntes. En el goalball partimos todos con las mismas ventajas", añadió Cobo.
Carlos Valbuena, profesor de la ONCE, insistió en los beneficios de la práctica de goalball. "En algunas escuelas se ha experimentado con este deporte para tratar a niños con dificultades de concentración y problemas de aprendizaje porque para jugar se requiere una gran capacidad de concentración. También despiertas la percepción auditiva y la orientación espacial, además de desarrollar la resistencia anaeróbica porque los desplazamientos que se realizan son cortos, rápidos y continuos", detalló Valbuena.
El goalball fue inventado en 1946 por el austriaco Hanz Lorenzen y el alemán Sett Reindle, quienes lo usaron como deporte y medio de rehabilitación para los veteranos ciegos de la II Guerra Mundial. Este deporte fue introducido en las Paralimpiadas de Toronto (Canadá) en 1976 y en 1978 se celebró el primer Campeonato del Mundo en Austria. Desde entonces se practica en la mayor parte de los países del mundo, que organizan sus propios campeonatos con sus respectivas divisiones y categorías.
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