Manufacturas
La sala de cultura Ignacio Aldecoa de Vitoria está ocupada por Manufacturas, una exposición de Pilar Albajar (Huesca, 1948) y Antonio Altarriba (Zaragoza, 1952), que presenta fotomontajes con un elevado poder simbólico. En este equipo, ella se encarga de realizar las imágenes y él aporta los temas a tratar. Conjugando los dos esfuerzos al unísono, consiguen unas composiciones, cuanto menos, impactantes. La entrega de estos días tiene a la mano como principal protagonista. A partir de esta extremidad del cuerpo humano, crece la expresión creativa. Con retoques y montajes, la mano se entrelaza con distintos detalles del mundo animal para alcanzar distintas connotaciones y simbolismos.
El tratamiento gráfico de cada una de las piezas resulta puntilloso. Abre nuevas formas de comunicación. Conforma un pensamiento capaz de trasladarnos a ciertas actitudes y comportamientos humanos. Los títulos que se adjudican a cada una son textos escuetos. Hermanados con las metáforas icónicas que acompañan, se convierten en palabras clave para difuminar posibles dudas sobre el significado que se pretende dar a cada imagen.
El interés que despiertan los trabajos realizados por este equipo de fotógrafa e investigador sobre las relaciones entre palabra e imagen, o viceversa, alcanza el ámbito internacional. Galerías de Europa y EEUU han acogido favorablemente sus exposiciones. Algunas de sus fotografías forman parte de fondos y colecciones de prestigio.
Volviendo a las fotografías, se debe insistir en la calidad del retoque artístico conseguido. Además, la forma de expresar los significados resulta irónica y divertida. De esta manera, la "resistencia" queda representada por un hipopótamo cuyas patas son cuatro dedos humanos; la "elegancia", por un dedo con alas de mariposa; la "rapidez", por una mano pintada con rayas de cebra, y la "precaución", por una tortuga que ha metamorfoseado su caparazón por dos manos fundidas en sus dedos meñiques.
No cabe duda de que las figuras aisladas contra fondos oscuros, neutros, sin elementos decorativos que distraigan, dejan captar las ideas con mayor claridad e inmediatez. Quizá una excepción podamos encontrar en el puño convertido en serpiente enroscada, donde el pulgar es la cabeza, como representación del "poder". Tanto el significado del reptil como la forma que adopta se prestan a interpretaciones un tanto confusas, sencillamente por el distinto tipo de connotaciones políticas que se han otorgado a los dos símbolos. No obstante, pese a pequeñas derivas, el resultado son "monstruos manufacturados, sorprendentes y al mismo tiempo reconocibles" que también saben comunicar.
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