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Amanda Lear defiende el genio de Dalí "más allá del 'show business"

La cantante presenta su libro sobre el artista

"Espero que este libro contribuya a rehabilitar al hombre, más allá del show business, las subastas, las obras falsas y las perversiones sexuales que se le han atribuido", explica la cantante, vedette y pintora Amanda Lear, invitada por el Instituto Francés de Barcelona para presentar el libro Mon Dalí (editorial Michel Lafon, París), su personal contribución a las celebraciones del centenario del nacimiento de Salvador Dalí.

"He querido explicar mon Dalí, mi Dalí, el que yo conocí y que me pertenece: un verdadero genio, y no el hombre rodeado de escándalos que presentan ciertos collages de leyendas, escritos por personas que a lo mejor se cruzaron con él una vez, en un ascensor", indicó Lear. "Es un libro para celebrar su generosidad, su humor y sus intuiciones, y también sus debilidades, sus miedos y sus angustias. Para defender sus intereses ya está la Fundación Dalí que, por cierto, no me ha dejado utilizar su firma para la cubierta del libro", explica Lear, que fue "segunda" musa, inseparable compañera durante más diez años (entre 1965 y 1975) y sincera amiga de Dalí hasta su muerte.

Inteligente, simpática, guapa y totalmente mujer, a pesar de que se la siga considerando transexual, Amanda Lear (Hong Kong, 1948) habla sin hipocresía del gran circo de las vanidades que rodeaba al artista y de "la corte de parásitos que, tras la muerte de Gala, dejó de considerarle un ser humano para convertirle en un producto y tratarle como si de una marca se tratara".

"Le vi por última vez en 1983 y me dejó una imagen patética y trágica: solo y rodeado de manos rapaces que, con la excusa de protegerle, le habían aislado del mundo y de sus amigos", afirma Lear. Fue precisamente tras la muerte del pintor y su "lamentable" funeral cuando decidió añadir dos capítulos al libro El Dalí de Amanda (ed. Planeta), que había publicado en 1984. "Él siempre me dijo que quería ser sepultado en el pequeño cementerio de Cadaqués al lado de su padre. Cuando murió Gala cambió de parecer y quiso ser enterrado en Púbol con ella. Parece increíble que ahora pueda descansar en su museo, mientras que los visitantes pasean sobre su tumba. Hay quien dice que él mismo es una obra de arte, pero yo no estoy de acuerdo".

Lo que más sorprende es la relación entre la joven y hermosa Amanda, entonces estudiante de Bellas Artes, y Gala, a quien está dedicado el libro. Lear la define "la omnipresente esposa amante, fustigadora de los mercaderes del Templo, que tras su muerte venderían al maestro como si fuese lejía", y admite que jamás se hubiese podido acercar a Dalí sin su consentimiento. Lejos de probar celos o rivalidad, las dos mujeres establecieron una estrecha complicidad basada en su respectivo amor y admiración por Dalí. "Gala me dio mi propia habitación en Port Lligat y me pagaba los billetes de avión para reunirme con ellos en Nueva York o Barcelona. Dalí nunca me dio dinero: esto me hubiese convertido en su amante, un concepto burgués que siempre rechazó", afirma, pero no niega que fue su maestro y que sus enseñanzas fueron imprescindibles para que pudiese labrarse su propia carrera en el mundo del espectáculo.

Provocación

"De Dalí aprendí a darme a conocer a través de la provocación", afirma, aunque siempre rehusó divulgar detalles íntimos sobre la relación que mantuvieron. "Todos saben que fuimos amantes, no hay más que decir, aparte de que no era impotente, lo solía decir porque le era útil para vencer la timidez de las jovencitas como yo". De la misma forma, Lear nunca ha aireado los aspectos más controvertidos de su propia biografía. "Nos hemos convertido en una sociedad de voyeurs, interesados por los detalles más privados, pero yo nunca he utilizado esta técnica. No tiene importancia saber dónde o cuándo he nacido, sino lo que he hecho", dice, señalando sus próximos proyectos: un programa de televisión en Italia, una película con Tom Selleck y una exposición de sus pinturas en Nueva York. "Lo ideal sería que ahora Almodóvar hiciese una película sobre el libro", concluye.

Amanda Lear, ayer en Barcelona.
Amanda Lear, ayer en Barcelona.MARCEL·LÍ SÁENZ

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