De buenas a primeras
La hasta ahora llamada avenida de la Paz se convierte de buenas a primeras en una calle, según los responsables municipales. Es de agradecer porque lo que antes era una autovía rodeada de árboles plantados muchos de ellos por familias (recuerden una campaña que se hizo hace bastante tiempo), a la que entrabas y salías bordeando siempre zonas verdes; ahora se ha convertido en un ente que va a proporcionar más ruido, más contaminación y más peligro a los usuarios.
Nos prometen convertir las superficies en vergeles mientras talan sin compasión árboles sanos; nos prometen más zonas peatonales mientras horadan el suelo de Madrid, destrozando las calles y las plazas más hermosas con bocas de entrada y salida de los túneles; nos prometen una ciudad más humana mientras favorecen el aumento desproporcionado de vehículos en ella.
Hablan de campañas contra el ruido cuando quienes ensordecen a la población son las máquinas de los cientos de obras municipales inútiles y/o ficticias que se extienden por la ciudad. Quieren convertir el parque de la Fuente del Berro en un polideportivo, talan árboles en el Retiro para plantar en su lugar los árboles-homenaje a las víctimas de los atentados del mes de marzo, arrasan el pavimento de la plaza de Felipe II, diseño de Dalí, para colocar en su lugar enormes planchas de cemento y cuñas con un palmo de tierra donde han plantado unos esquejes raquíticos para evitar deterioros en el inmenso aparcamiento de un gran almacén. Madrid ha pasado de ser la segunda ciudad de Europa con más zonas verdes a ser una de las más atropelladas por aquellos que deberían cuidarla, sus regidores. Ya no es una ciudad agradable para vivir, sólo es apta para quienes busquen hacer dinero rápidamente.
