Favoritos para el palmarés

En una edición que ha sido pródiga en películas por encima de la media, y a falta aún de una película que concursa ya fuera del alcance de esta crónica (Three... extremes, un filme de episodios firmado por Fruit Chan, Takashi Miike y Park Chan-wook), las cuentas están echadas y son muchos los aspirantes a figurar en el por lo demás abultado y generoso palmarés suburense. La última llegada a la lista debería ser Strings, una primorosa película de marionetas danesa dirigida por Anders Ronnow Klarlund. La calidad de las dos películas de animación, japonesas ambas, Hauru no ugoku shiro, de Hayao Miyazaki, e Innocence: Ghost in the Shell 2, de Mamoru Oshii, deberá tenerse en cuenta.

En lo que hace a la mejor película, no cabe duda que entre las de ficción una destaca sobre el resto: Oldboy, de Park Chan-Wook, una terrible peripecia sobre la venganza de un hombre que permanece 15 años encerrado por alguien a quien no conoce. No menos interesantes resultan Birth, de Jonathan Glayzer, en la que brilla con luz propia Nicole Kidman, y Code 46, de Michael Winterbottom. Tampoco debería salir con las manos vacías el polifacético cineasta Shane Carruth con su ópera prima, la absorbente Primer.

La última de las galas previstas fuera de concurso corrió ayer por cuenta de Andrew Lloyd Weber y Joel Schumacher con su El fantasma de la ópera, versión cinematográfica del musical que Schumacher vuelca en un espectáculo exacerbado y excesivo, de un barroquismo de utilería, con unos desmesurados y alarmantes movimientos de cámara y un recargado énfasis visual.