Marcha lenta en el desarrollo de las interconexiones pirenaicas
Las boyantes relaciones entre España y Francia, aliviadas del peso de José María Aznar y potenciadas por la decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de volver al corazón de Europa, están tardando en dar frutos. La cumbre de ayer, la primera de esta nueva etapa, no aportó cambios significativos al problema estructural básico del desarrollo de interconexiones transpirenaicas, algo que París siempre ha relegado a un segundo plano, en lo que se refiere a las comunicaciones viarias, ferroviarias y al transporte de energía.
Las dos partes informaron, no obstante, de que han acordado relanzar estos proyectos con el "máximo ritmo" y que en el primer semestre de 2005 habrá una cumbre específica de presidentes de las regiones fronterizas para debatir los problemas.
Un único resultado claro, la apertura del túnel de Somport al tráfico de mercancías peligrosas, destaca en un panorama de proyectos reiterativos, porque han sido anunciados en más de una ocasión sin ser llevados a la práctica, y de promesas vagas que ni siquiera apuntan a la solución total de los problemas planteados. Había que concluir que la buena voluntad del presidente francés no está a la altura de las ambiciones españolas de que los Pirineos dejen de ser un muro frente a Europa.
La ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, y su colega francés, Gilles de Robien, anunciaron al término de la cumbre de ayer su compromiso de iniciar en 2005 los estudios de los corredores alternativos de "un nuevo enlace transpirenaico de gran capacidad", que, según la ministra española, debería conectar con la red ferroviaria española a partir de Zaragoza. Se trata del reiterado proyecto francés del ferroutage, un sistema de transporte de camiones por ferrocarril, que se opone a la pretensión de Madrid de aliviar el tráfico diario de 18.000 vehículos pesados con una nueva carretera en el centro de los Pirineos.
La mejora del transporte rodado apenas encuentra alivio en las vagas promesas de construir en los accesos franceses al túnel de Somport variantes que evitarán el cruce de pueblos, pero que nunca garantizarán el pleno rendimiento de las inversiones en carreteras hechas de este lado de la frontera.
Transporte de energía
En el terreno del transporte de energía eléctrica, no hay, en cambio, noticias. Existe un acuerdo, en principio, de los gobiernos para construir una nueva línea con una capacidad de transporte de 400.000 voltios, pero no se anunciará nada hasta que la Generalitat de Cataluña no resuelva su posición sobre el tema. ICV se opone tajantemente, por motivos medioambientales; ERC se opone formalmente y escurre el bulto; el PSC impulsa el proyecto con firmeza. Y los franceses, que siempre han puesto dificultades, nominalmente ecológicas, a la ampliación de la capacidad española de importar energía, subrayan en Zaragoza que, a la hora de la verdad, los problemas son españoles.
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