La reforma de la Constitución separa a Zapatero y Rajoy en el 26º aniversario

El presidente del PP, Mariano Rajoy, advirtió ayer, durante la fiesta conmemorativa del 26º aniversario de la Constitución, de que la Ley Fundamental define a España como una nación integrada por nacionalidades y regiones y no se puede modificar este concepto "por la puerta de atrás", al hilo de reformas de algunos Estatutos de autonomía, para introducir el nuevo concepto de "comunidad nacional". El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, evitó pronunciarse abiertamente y se limitó a decir que acepta la idea de "comunidad nacional" como aportación doctrinal sujeta a discusión.

El acto oficial, en el Congreso de los Diputados, estuvo marcado por la prudencia. La tensión de las últimas semanas entre los dos grandes partidos que han salpicado al presidente de la Cámara, Manuel Marín, puede explicar que su discurso tuviera un tinte exclusivamente institucional.

A diferencia del año anterior, con la solemnidad de los actos que conmemoraban el 25º aniversario de la Constitución, este año Marín se limitó a sugerir que amarla "implica cuidarla y mejorarla", con lo que casi explícitamente menciona la posibilidad de su reforma. El resto fue un canto a sus valores como punto y nexo de unión, con mención a la diversidad que acoge en su articulado: "La Constitución Española integra, no enfrenta; construye, no destruye; acerca, no aleja; une, no uniformiza".

Al margen del único discurso oficial, Zapatero y Rajoy abrieron la discusión sobre el futuro del texto constitucional. Más exactamente Rajoy, ya que Zapatero, extraordinariamente cauto, se limitó a admitir la idea de "comunidad nacional" como "aportación doctrinal". Dijo también que la grandeza de la Constitución es que acoge incluso a los que están más alejados de ella.

El líder del PP fue mucho más explícito durante una charla informal con periodistas que, más tarde, en unas declaraciones con formato de rueda de prensa.

En su primera charla informal, Rajoy puso por delante su falta de confianza en el PSOE, tras la reforma en el modo de elección de algunos magistrados que, con toda probabilidad, se consumará el jueves en el Pleno del Congreso.

Según Rajoy, si esta modificación se ha hecho contra el criterio del PP y se ha pactado con ERC e Izquierda Verde, los socialistas también deben pactar con éstos la reforma de la Constitución. Rajoy hizo algunas advertencias muy claras sobre las dificultades que puede tener la reforma según hasta dónde llegue. El primer partido de la oposición no admitirá cambios, según Rajoy, que afecten a la "arquitectura esencial" del Estado, y dejó sentado que no es partidario de introducir el concepto de "comunidad nacional" que propugna el presidente de la Generalitat de Cataluña, el socialista Pasqual Maragall, y menos aun de introducirlo en la Constitución "por la puerta de atrás" después de reformar un Estatuto.

Rajoy admite tres reformas propuestas por el Gobierno: incluir el nombre de las autonomías, la igualdad de sexos en el derecho de sucesión de la Corona y las adaptaciones que exija la Constitución europea, pero se reserva su opinión respecto a la reforma del Senado, hasta conocer sus términos.