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ENFRENTAMIENTO POLÍTICO

Zapatero exige prudencia a sus ministros y mayor coordinación con los diputados

Los parlamentarios socialistas no podrán viajar cuando haya votaciones en las Cámaras

Luis R. Aizpeolea

"Ha sido una mala semana para el Gobierno, porque no ha impuesto su agenda política. Pero ha sido peor para el PP, que ha visto cómo su actual líder, Mariano Rajoy, se convertía en un comentarista de Aznar. Y ha sido muy mala para los ciudadanos, porque han vuelto al pasado al revertir la política en bronca". La Moncloa resumía de este modo una semana caracterizada por la bronca política, y ha tomado medidas. José Luis Rodríguez Zapatero ha exigido a sus ministros prudencia en sus intervenciones, presencia en las votaciones en el Parlamento y fortalecer la coordinación con el Grupo Parlamentario Socialista. Éste, a su vez, ha decidido prohibir los viajes de los diputados cuando haya votaciones.

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El Gobierno y el Grupo Socialista han reconocido sus errores de esta semana y la anterior, pero están convencidos de que el PP no hará lo mismo, y eso que "su problema, su radicalización, es más grave porque afecta al modo de orientar su estrategia y no a fallos puntuales". "En nuestro caso, el problema se limita a errores de funcionamiento y a la pérdida de la iniciativa política por unos días al situarse esos problemas en el primer plano", señalan en La Moncloa.

El primer error en el tiempo, la acusación de Moratinos a Aznar, en el programa televisivo 59 segundos, de apoyar el golpe de Estado contra Chávez, lo zanjó el propio ministro al reconocer el miércoles, en la Comisión de Exteriores, su error en las formas. A Moratinos le perdió la vehemencia, y el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, ha pedido al Gobierno que no participe en programas de ese formato. La Moncloa no ha ido tan lejos y se ha limitado a pedir prudencia en las intervenciones ministeriales.

El segundo error fue la imprevisión de la dirección del Grupo Socialista al perder la votación de la Ley Orgánica de reforma del Poder Judicial, el 25 de noviembre, por falta de quórum, a la que contribuyó la ausencia de 18 de sus diputados. Quince de las ausencias estaban justificadas en su mayoría por viajes. Sólo hubo tres injustificadas. "Hubo un fallo de imprevisión. Nos bastaban 176 votos para alcanzar la mayoría y teníamos potencialmente 203 porque todos los grupos votábamos la ley, menos el PP. Nos confiamos", admite la dirección del Grupo Socialista, que ha adoptado medidas drásticas para evitar situaciones similares. El PSOE dispone de sólo 164 votos en un Parlamento cuya mayoría absoluta es 176. La dirección del grupo comunicó esta semana la prohibición de los viajes cuando haya votaciones, así como el aumento de las sanciones económicas por las ausencias.

Severa advertencia

El tema ha llegado al Consejo de Ministros. En la sesión del 26 de noviembre, Zapatero dirigió una severa advertencia a sus ministros sobre la necesidad de estar presentes en las votaciones parlamentarias. En la votación fallida del 25 de noviembre estuvieron ausentes media docena, incluido el propio presidente del Gobierno.

Pero hubo aún más errores. Tras la fallida votación de la Ley Orgánica de reforma del Poder Judicial, en el pleno del 25 de noviembre, ese mismo día el PSOE y otros cuatro grupos parlamentarios -IU, ERC, PNV y Grupo Mixto- reclamaron la celebración de otro pleno para el 2 de diciembre para repetir la votación fallida.

Sin embargo, además del PP, CiU y Coalición Canaria (CC) estaban en contra de que la votación se repitiera sin que el texto rechazado volviera antes al Gobierno. La reclamación del pleno por parte del PSOE condicionó al Consejo de Ministros del viernes, 26 de noviembre, cuya portavoz, María Teresa Fernández de la Vega, respaldó públicamente la iniciativa. Pero se encontró con que el presidente del Congreso, el socialista Manuel Marín, estaba en contra de esa solución reglamentaria y optaba porque el texto fuera devuelto al Gobierno para reiniciar la tramitación. También supo La Moncloa, posteriormente a la decisión del Consejo de Ministros del día 25, que CiU y CC, como Marín, estaban en contra de la solución propuesta por el PSOE.

En consecuencia, el Gobierno rectificó su decisión del viernes y la del Grupo Socialista y convocó un Consejo de Ministros extraordinario, el lunes, para reiniciar la tramitación parlamentaria. La urgencia tenía como causa la necesidad de aprobar el proyecto en diciembre para que esté en vigor en enero, de modo que cuando se elijan magistrados del Tribunal Supremo se haga por la nueva ley, que obligará a pactar a los sectores conservador y progresista en el Consejo General del Poder Judicial.

Por la ley vigente, de mayoría simple, se imponen los candidatos de la mayoría conservadora. "En este caso, el error estuvo en la precipitación y la falta de coordinación del Grupo Socialista con la Presidencia del Congreso y el Gobierno", según La Moncloa, "una coordinación que se fortalecerá".

También cometió otro error el jueves Marín al impedir que el portavoz del PP tomara la palabra. Fue producto de su bisoñez y la excusa para que el PP, que está por la beligerancia, se ausentara en la votación y anunciara la reprobación del presidente.

El último error, el jueves, tiene como protagonista al ministro de Defensa. La acusación contra su antecesor, Federico Trillo, de haber firmado seguros que financian actividades privadas se convirtió en un bumerán contra La Moncloa, que disponía del mismo tipo de seguros desde 1991. El asunto lo zanjó de forma expeditiva Fernández de la Vega con la cancelación del seguro, el cese del director de Recursos Humanos y la apertura de una investigación en los ministerios. En este caso, el ansia de protagonismo de Bono ha servido para reparar errores administrativos heredados, señalan en La Moncloa.

Gobierno y Grupo Socialista coinciden en que sus errores se centran "en la improvisación, la coordinación y la bisoñez en el funcionamiento".

La Moncloa ve en el PP "un problema de fondo, la desorientación en su estrategia política", pues "Rajoy quería centrar el PP en el Congreso de octubre y está sucediendo lo contrario". "Se reafirma en el aznarismo y está haciendo una oposición de vuelo corto, similar a la que hizo el PP en 1993. La diferencia es que entonces tenía enfrente un Gobierno desgastado, tras once años de trayectoria, con escándalos y un partido dividido. Ahora no sucede nada de esto y, además, las encuestas lo repiten, los ciudadanos quieren que se resuelvan los problemas y no la bronca política. Rajoy va por el camino errado. Cada vez se reafirma más como un político de transición en el PP. Se va a estrellar".

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