"Hasta que no llegue un golpe electoral, el PP no parará", dice el PSOE
"Es obvio que ha sido nuestra peor semana, sobre todo por el error sin paliativos de la votación de la semana anterior. El PP se envalentona rápido, pero le está pasando como en los días posteriores al 11-M. Se creen que su mundo es el mundo, se animan con sus militantes y su gente, y no se dan cuenta de que allí afuera, donde están los votantes, pocos entienden que un partido abandone el Parlamento", señala un miembro de la Ejecutiva del PSOE como resumen de una semana complicada.
Los socialistas, sin embargo, prefieren mirar la parte positiva. Creen que el PP ha dejado tan clara su estrategia, y los errores del PSOE son tan fácilmente subsanables -sobre todo el de la votación perdida- que "después de este golpe todo el mundo estará mucho más atento y más unido". También los grupos pequeños que apoyan al Ejecutivo, cuya presencia en la Cámara y estrategia coordinada con el PSOE es fundamental.
Uno de los miembros de la Ejecutiva con más influencia lo tiene claro: "Aznar ha vuelto. Y con él su estrategia de la crispación. Pero ya hemos visto los resultados electorales que tiene. El PP está tan desorientado que no va a cambiar hasta que tenga un mal resultado electoral. Puede ocurrir en las vascas o en las gallegas. Se verá con el tiempo. Sólo entonces entenderán que esta estrategia ya no vale", señala.
Cierre de la comisión
A esta línea dura del PP, según otros dirigentes, se ha apuntado también Eduardo Zaplana, portavoz parlamentario. Este hombre, que en verano negoció sin éxito con Alfredo Pérez Rubalcaba el cierre de la comisión del 11-M, se ha convertido ahora en el líder del enfrentamiento. "Tiene que hacer méritos para que el otro sector, el más duro, no le coma el terreno", sostiene otro dirigente.
Uno de los miembros socialistas de la comisión del 11-M está convencido de que la mayoría del partido y del Gobierno tiene claro que no hay que estirar mucho más la comisión, porque el PP "la está utilizando no para investigar, sino para mantener su mentira y deslegitimar las elecciones". Por primera vez, los grupos minoritarios también quieren cerrar.
En cualquier caso, varios dirigentes admiten que la intervención de su portavoz, Álvaro Cuesta, en la comparecencia de Aznar fue "discreta". Hubo un intenso debate entre el Gobierno y el partido para decidir si la intervención la realizaba Alfredo Pérez Rubalcaba, aunque tal vez eso, dicen, "hubiera sido peor porque habría generado aún más crispación", ya que el portavoz parlamentario se ha convertido en centro de las críticas más agresivas del PP.
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