"Hay que hablar con EE UU de forma que puedan entenderte"
El presidente Leonel Fernández, 50 años, casado reciente más que recién casado, y un ánimo que buena falta le hace, ha cumplido los cien primeros días de mandato, y aunque apenas ha comenzado el fuego graneado de la oposición sobre su acción de gobierno, tiene un paciente en las manos, la República Dominicana, que inspira una preocupación justificada.
El Dr. Leonel, como mucha gente, afectuosamente, le llama, vive en un palacio irregularmente conservado, donde hay que hacer tantas reparaciones como en el país, en general. "Para enfrentar la situación que dejó el presidente Hipólito Mejía, lo primero era recuperar la confianza de los agentes económicos y en estos meses creo que se ha logrado, como vemos con la tasa de cambio, que era de más de 50 el dólar y hoy está en 29-30. Lo segundo es poner orden en las finanzas, lo que pasa por un acuerdo con el FMI, mientras negociamos con el Club de París para ahorrarle al país 200 millones de la deuda y otro tanto el año próximo. Y en tercer lugar, trabajamos para reestructurar la deuda con los tenedores de bonos".
Ésa es su trinidad inmediata, en un país que en los últimos años había caído de un crecimiento del 7% y 8% a cifras telúricas, donde el clientelismo, la corrupción y el disparate de precios se habían vuelto enfermedad crónica. Aún hoy, los restaurantes más esmerados de Santo Domingo cuestan tanto como los establecimientos equivalentes -si los hay- en Madrid o Barcelona, con una renta dominicana per cápita diez veces inferior a la española.
Y en ese panorama inversor: "España ocupa hoy el segundo lugar, detrás de Canadá y delante de Estados Unidos, que es el tercero". Por supuesto, España está muy presente en el turismo, aunque el mejor hotel de Santo Domingo, el Nicolás de Ovando, bellísimo edificio colonial, se lo haya llevado una cadena francesa. "Sólo ha habido problemas en ciertos aspectos del sector servicios, como con Unión Fenosa, que comenzó a trabajar en la distribución a petición mía -su primer mandato fue entre 1996 y 2000-, pero con quien las relaciones comenzaron a deteriorarse cuando Hipólito Mejía, que tenía un estilo de confrontación, de choque, lo que acabó provocando la salida de la compañía. Pero no sólo chocó con Unión Fenosa, sino con todo el mundo, llevando el país a la ruina". Tampoco habría que olvidar, sin embargo, que algunos usuarios mostraban una innata facilidad para surtirse de luz sin pasar por el contador, haciendo la derivación del poste más cercano.
Washington y Caracas
El presidente goza, además, de una particular facilidad para cuadrar heterogéneos círculos. Tiene las mejores relaciones con Washington y con Caracas; George W. Bush, con quien habla en un perfecto inglés norteamericano, le considera como de casa, y Hugo Chávez le surte ventajosamente de petróleo.
No sin coquetería, asegura que no era consciente de poseer ningún toque especial. "La forma vale mucho en el sentido de que usted puede expresar sus puntos de vista y si lo hace de manera respetuosa encuentra eco. Por eso tenemos amistad con fuerzas muy diversas. No creemos que nadie posea la verdad absoluta y hay experiencias de izquierda y de derecha de las que podemos aprender. Con Estados Unidos influye que me expreso en su lengua y sé decirles las cosas de la manera que lo puedan entender y darse cuenta de que no somos una amenaza". ¿Se dan cursillos?
Pese a que el Partido Revolucionario Dominicano, en la oposición, está afiliado a la Internacional Socialista, la formación de Leonel Fernández -Partido de Liberación Dominicano- se considera también una fuerza de centro-izquierda, lo que no es extraño, puesto que ambos proceden de una misma figura, el proto-legendario Juan Bosch, padre de la izquierda democrática del país. Por eso, Chávez y el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, se codean en el pantocrátor de Leonel Fernández. "Zapatero ha prometido aumentar los fondos al desarrollo y un préstamo puente de 150 millones de euros en cuanto firmemos con el Fondo Monetario, y todo ello sin pedir nada a cambio".
Es ésta una izquierda que reconoce parentescos con el Brasil de Lula, la Argentina de Kirchner, el Chile de Lagos, hasta la Venezuela de Chávez, pero no la Cuba de Castro. "Es la emergencia de un polo progresista donde está la República Dominicana. La agenda neoliberal fue una respuesta a la hiperinflación e inestabilidad económica de principio de los noventa, pero si puso las cosas en orden, también generó más pobreza al olvidar lo social, y cómo los que aplicaron esa política eran partidos de centro-derecha, hoy toca en toda América Latina el ascenso del polo progresista". Menos en la República Dominicana, donde Gobierno y oposición miran a la izquierda.
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