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Cuatro discos rescatan las primeras versiones americanas de los Beatles

'The Capitol albums' incluye un libro sobre la llegada del grupo a EE UU

Diego A. Manrique

Las versiones estadounidenses de los cuatro primeros discos de los Beatles en Estados Unidos acaban de reeditarse en versión estereofónica. The Capitol albums Vol. 1 incluye también un librito que refleja la tumultuosa llegada del grupo de Liverpool a Estados Unidos, donde hace 40 años tomaron por asalto el mercado estadounidense. Esos cuatro primeros discos acabarían copando la lista de discos más vendidos durante 25 semanas.

Una semana, las cinco primeras canciones de las listas de éxitos eran de los Beatles

En Estados Unidos, bromeando sobre la guerra de 1812, lo denominaron la invasión británica. Los Beatles, seguidos por otros conjuntos del país de Isabel II, conquistaron el corazón de los jóvenes estadounidenses y cambiaron el rumbo de la música popular. En 1964, Capitol publicó cuatro elepés de los Beatles -Meet the Beatles, The Beatles' second album, Something new y Beatles 65- variando el contenido respecto a los discos que salían en el resto del mundo. Unos elepés que ahora se recuperan en cuatro discos compactos, en versiones estereofónica y monoaural, en la caja The Capitol albums Vol. 1, que incluye un librito que refleja la tumultuosa llegada del grupo a EE UU.

La irrupción de los Beatles ha adquirido dimensiones míticas en el imaginario estadounidense. Se considera, por ejemplo, como el principio real de la prodigiosa década de los sesenta, la salida del pozo de frustración que supuso el asesinato de John F. Kennedy. Se han realizado libros y documentales sobre aquella invasión; el director de cine Steven Spielberg produjo I wanna hold your hand, una comedia sobre unos adolescentes neoyorquinos que consiguen entradas para ver la aparición de los Beatles en el Ed Sullivan Show.

Ellos no se hacían muchas ilusiones sobre sus posibilidades en Estados Unidos, de cuya música extrajeron su estilo. Eran raros los artistas británicos que habían funcionado allí: lo de los Tornados, cuyo instrumental Telstar fue número uno en EE UU a finales de 1962, se veía como una anomalía. Cuando John Lennon supo que visitarían Nueva York, preparó una lista de discos que deseaba comprar: decidió aprovechar algo que, prefería pensar, quizás no se iba a repetir. Quería completar su cultura musical, ya que aquello de que los marineros traían a Liverpool vinilo made in USA era más fantasía que realidad; en aquellos días no se importaban los discos y sólo algunos chicos listos -como un tal Mick Jagger- se atrevían a pedirlos por correo.

Lo que ocurrió a principios de 1964 fue un enamoramiento -brusco, arrasador, irracional- de la América juvenil con los Beatles. I want to hold your hand entró al número uno y se quedó allí durante más de dos meses; como refleja el librito de The Capitol albums Vol. 1, hubo una semana en que las cinco primeras canciones de las listas eran grabaciones de los Beatles. De rebote, todo lo inglés se puso de moda. De The Buckinghams al Sir Doublas Quintet, los grupos estadounidenses adoptaron nombres que evocaban la lejana madre patria. John Peel, el luego famoso locutor de la BBC, trabajaba en una emisora de Tejas: al saberse que venía de Liverpool se convirtió en una celebridad, requerido en todo tipo de actos para que hablara con acento del Mersey.

Más significativo fue el impacto de los Beatles sobre los sectores más despiertos de la comunidad musical: Bob Dylan, impresionado, recuperó el gusto por los instrumentos electrificados. Unos folkies de Los Ángeles se juntaron para formar un grupo de folk-rock bautizado con un nombre muy british -The Beefeaters- antes de convertirse en The Byrds. John Lennon les conocería en viajes posteriores: la primera visita de febrero de 1964 fue tan enloquecida y vertiginosa que hasta se olvidó de comprar los LP que necesitaba.

Una imagen de los Beatles, tomada en febrero de 1964.
Una imagen de los Beatles, tomada en febrero de 1964.

El cuarteto que nadie quería

Ahora resulta increíble. A lo largo de 1963, cuando la beatlemanía comenzaba a embriagar al mundo, Capitol no quiso saber nada del cuarteto de Liverpool.

Por lazos empresariales, la compañía de Los Ángeles tenía la primera opción sobre el producto lanzado por EMI desde Londres. Sin embargo, prefirió pasar: era artículo de fe que los artistas británicos no tenían posibilidades comerciales.

Brian Epstein se movió y colocó discos de los Beatles en pequeños sellos de Chicago (Vee-Jay) y Filadelfia (Swan). Sólo en noviembre de 1963 Capitol comprendió que se estaba perdiendo algo y recuperó los derechos del grupo británico, pactando con Epstein una intensa campaña para convertir 1964 en "el año de los Beatles".

Los resultados superarían sus expectativas: esos primeros cuatro elepés estarían en el número uno durante 25 semanas.

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