Gincana de lujo
Salvo raras excepciones, Jerry Bruckheimer sabe cómo crear un éxito de público. Productor a la antigua usanza, controlador nato de sus criaturas, con un cine tan identificable que todas sus películas (estén ambientadas en la ciudad, el mar o el espacio) se parecen entre sí, Bruckheimer es la cabeza visible de triunfos tan aparentemente distintos como en el fondo semejantes, de cintas como Top gun, La roca, Armageddon, Pearl Harbor, Piratas del Caribe o La búsqueda, su nueva manufactura. Nótese que aún no se ha hablado de la calidad de los trabajos porque, también salvo raras excepciones (American gigolo, Enemigo público y Black Hawk derribado), casi ninguna de sus más de 40 producciones merece mucho más que dos horas de subidón de adrenalina y palomitas.
LA BÚSQUEDA
Dirección: Jon Turteltaub. Intérpretes: Nicolas Cage, Diane Kruger, Sean Bean, Jon Voight, Harvey Keitel. Género: aventuras. EE UU, 2004. Duración: 131 minutos.
Bruckheimer suele elegir directores manejables que sepan imprimir el frenético ritmo que a él le gusta. El hasta ahora vulgar Jon Turteltaub (Phenomenon, Instinto) es el escogido para La búsqueda, cuya mayor novedad es que, además de la rapidez del montaje, añade una gran agilidad en unos diálogos que, sin que se puedan calificar de inteligentes, al menos son muy perspicaces. no es más que una gincanaLa búsqueda de lujo repleta de claves y pistas sobre la historia de Estados Unidos y centrada en el rastreo de un inmenso tesoro escondido por algunos de los padres de la patria (Thomas Jefferson, Benjamin Franklin, George Washington); una competición en la que participan dos equipos (los que utilizan el cerebro y los que prefieren la fuerza: enfrentamiento clásico), más un tercero integrado por policías que corren tras éstos.
La sobrecarga de información en cada una de las estaciones del juego provoca que el espectador se pueda instalar en dos niveles: el que va a intentar por todos los medios sumergirse en el contexto histórico, en las enseñanzas y en las curiosidades que se contienen en la película, y el que sólo va a hacer caso a la acción y al divertimento de las persecuciones. Los dos grupos se lo pueden pasar bien, a pesar de los excesivos 131 minutos que dura. La evidente huella de Indiana Jones (familia de arqueólogos incluida) pulula en cada escena de La búsqueda, pero la película tiene suficientes elementos como para comprender su éxito en EE UU: unos excelentes protagonistas, un malvado con matices y gran personalidad (Sean Bean) y un dinámico guión.
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