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Cascos asignó una parte de Barajas a Spanair pese a los informes en contra

El consejo de AENA ratificó la decisión en contra de Iberia con el Gobierno del PP en funciones

El consejero delegado de Iberia criticó la "nula transparencia" de la adjudicación

Durante el mandato de Álvarez-Cascos se acometió la mayor parte de la obra de la nueva terminal de Barajas, cuya entrada en servicio está prevista para enero de 2006. AENA es una entidad pública "adscrita al Ministerio de Fomento, el cual, de acuerdo con el mandato que establezca el Gobierno, fija sus directrices de actuación", según sus estatutos.

Para la adjudicación del nuevo espacio, se encargó a la ingeniería pública Ineco, participada por AENA (61% de acciones), Renfe (34%) y GIF (5%), los informes necesarios. Desde el 31 de enero de 2002 hasta junio de 2003, Ineco defendió en sus análisis la adjudicación de la nueva terminal a Iberia y sus aliados, que tienen en España una cuota de mercado del 58,2%, mientras Spanair y sus socios suman el 17,5%. Ninguno de los informes que recomendaban la asignación a Iberia de la nueva terminal fue entregado a los consejeros de AENA. En junio de 2003 se presentó al consejo una propuesta técnica donde se aconsejaba, con muchos reparos, la asignación del mismo espacio a Iberia y Spanair.

Los informes utilizados hasta entonces por Fomento esgrimían las siguientes razones favorables a Iberia:

- 31 de enero de 2002. El informe de Ineco propone adjudicar la nueva terminal, T4, al Grupo Iberia y asociados, y las terminales 1, 2, 3, a Spanair, Air Europa y el resto de compañías. Lo justifica así: "Se considera la alternativa más equilibrada entre la capacidad teórica ofertada y la demanda de instalaciones previstas, tanto la esperada por puntas de diseño como por volumen total de pasajeros y aeronaves. Además, posibilita unos márgenes de actuación futuros mayores, al encontrarse cada una de las dos grandes agrupaciones en cada terminal, permitiendo ubicar con mayor facilidad a otras compañías según necesidades operativas y evitando posibles exclusividades".

- 27 de febrero de 2002. Este informe señala los inconvenientes que surgirían si se repartiese el nuevo espacio entre Iberia y Spanair: "Imposibilita la operación conjunta de ambas compañías, pues no existe capacidad suficiente para gestionar su tráfico nacional".

- 8 de abril de 2003. La dirección de Transición de Aeropuertos de AENA, con todos los estudios elaborados por Ineco, hizo una "asignación definitiva de terminales para la explotación de la ampliación del aeropuerto de Barajas" a favor de Iberia. El informe establecía: "No existe capacidad suficiente en una única área terminal para absorber el crecimiento previsto para [Iberia y Spanair] el plazo 2005-2010, produciéndose saturación en el año de diseño". El volumen de tráfico previsto para 2010 era de 36 millones de pasajeros entre Iberia y Spanair, un millón de más del límite de capacidad de la nueva terminal.

- 4 de junio. En esta fecha aparece una nueva propuesta técnica que cambia todos los estudios anteriores. Como argumento para el reparto de la terminal entre Iberia y Spanair se cita "el favorecimiento de la competencia, que redundará en el servicio prestado al pasajero". En la misma propuesta, los técnicos aclaraban los inconvenientes de esta opción al anunciar que la nueva terminal se saturaría en 2010.

La dirección de AENA llevó al consejo de administración del 30 de junio de 2003 la propuesta de asignación a Iberia e Spanair, que fue aprobada.

El consejero delegado de Iberia, Ángel Mullor, escribió el 2 de julio de 2003 una carta al presidente de AENA, José Eladio Seco Domínguez, en la que manifestaba su "profunda discrepancia" con la distribución aprobada y su "sorpresa por la nula transparencia con que se" había "llevado a cabo el proceso". "La asignación es profundamente discriminatoria para con Iberia, compañía que representa más del 50% del tráfico de Barajas y el 90% de las conexiones. No es una cuestión de exclusividad, sino de uso racional y eficaz de los espacios disponibles", se quejaba Mullor. El consejero delegado de Iberia, cliente preferencial de AENA, incluso llego a anunciar en su día que su compañía no se trasladaría a la nueva terminaldel aeropuerto de Barajas, sino que continuaría en sus espacios asignados en las terminales 1, 2 y 3.

En diciembre pasado, el presidente de la compañía, Fernando Conte, se reunió con el vicepresidente primero, Rodrigo Rato, y con el ministro de Fomento. Tras la reunión, Iberia remitió a AENA una propuesta de solución en la que reclamaba el uso en exclusiva de la nueva terminal

o la utilización de las otras tres terminales. Ante la falta de respuesta, Iberia decidió a finales de diciembre interponer un recurso contra la decisión adoptada por AENA. Este organismo tenía un mes para contestar, pero la resolución rechazando el recurso de Iberia se aprobó en un consejo de administración celebrado el 31 de marzo, cuando el Gobierno del PP estaba en funciones. AENA no facilitó ninguna documentación a los consejeros en los días previos al consejo.

El grupo escandinavo Scandinavian Airlines System (SAS) compró en noviembre de 2003 un 21% de Spanair, con lo que consiguió controlar el 95% de la compañía, que hasta entonces tenía una fuerte participación de la sociedad española Teinver.

El nuevo equipo del Ministerio de Fomento, encabezado por Magdalena Álvarez, resolvió el 2 de noviembre pasado una reasignación para que Iberia se quedara con el 80% del espacio de la nueva terminal de Barajas, tal como defendían todos los informes técnicos.

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