El "sirviente", el 'narco' gallego y el policía local de San Martín

La llamada Operación Pipol fue desarrollada por el Grupo de Estupefacientes de la comisaría de Gijón durante más de seis meses. Comenzó a finales de enero de 2001, a raíz del menudeo de hachís y cocaína en el bar El Ancla, sito en el número 16 de la calle del Marqués de Urquijo en Gijón. Los investigadores determinaron que los principales implicados en la trama -Laurencio Castaño García, policía local de la localidad de San Martín del Rey Aurelio, y el supuesto narcotraficante Marcos Barreiro Magán- se dedicaban a abastecer, presuntamente, de droga a los bares de copas de la región.

A través de las escuchas telefónicas, los policías averiguaron que Antonio Toro era "el sirviente" del narco gallego. Se encargaba de transportar coches con droga y de llevarle el dinero de la venta a Vilagarcía de Arousa (Pontevedra). Trashorras consta en el sumario porque alquiló un Fiat Punto azul a la empresa Europcar de Avilés, con el que fueron a recoger hachís a Andalucía, supuestamente a Málaga.

Este hecho fue el que permitió a la policía identificarlo, ya que había aparecido en las conversaciones telefónicas durante cerca de dos meses. Igual ocurrió con su compinche. Sólo era nombrado por teléfono como Toro. El alquiler de un Opel Vectra azul en Atesa de Gijón fue determinante para saber su nombre completo y número de carné de identidad. Esto ocurrió el 4 de julio de 2001, cuando los inculpados transportaron desde Málaga unos 100 kilos de hachís en los dos coches.