La investigación en España
El director general del INIA ha expresado su decisión de remitir a la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación el cese del doctor Esteban Domingo como director del Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA). Tal decisión representa un ataque a la comunidad científica tanto española como internacional.
El CISA se inauguró en 1993, adscrito al Ministerio de Agricultura (MAPA), con la misión de funcionar como "centro especializado en Investigación en Sanidad Animal" al servicio de la comunidad científica. En el CISA se desarrolla investigación sobre virus animales generalmente "exóticos" en nuestro país, que producen enfermedades de graves consecuencias socioeconómicas, entre las que cabe mencionar la peste porcina clásica, la fiebre aftosa o la encefalopatía espongiforme bovina (el mal de las vacas locas). La existencia en el CISA de modernas instalaciones garantiza poder trabajar con estos agentes infecciosos sin peligro de escapes de los mismos al exterior.
El doctor Domingo fue nombrado director del CISA en mayo de 2002, con el mandato de relanzar y activar la actividad científica del CISA, que había descendido a mínimos alarmantes, debido fundamentalmente al pobre liderazgo del previo director. Esta situación provocó la marcha de 13 grupos de investigación, así como la infrautilización de espacio de laboratorio incluyendo las costosas instalaciones de seguridad biológica, de forma que la actividad del CISA había quedado prácticamente reducida al desarrollo de labores de diagnóstico rutinario de apoyo al MAPA. La deficiente gestión y clara infrautilización de unas excelentes, y costosas, instalaciones científicas, junto con las protestas de la comunidad científica, propiciaron, en el año 2002, el cese del anterior director y el nombramiento al frente del centro del doctor Esteban Domingo, un virólogo de reconocido prestigio internacional.
Los dos años y medio de la gestión del doctor Domingo han tenido un enorme impacto positivo en la actividad científica del CISA. Esto se ha traducido en un incremento notable del personal científico, de manera que en la actualidad hay 12 investigadores de plantilla, y en la incorporación de investigadores contratados por los programas Ramón y Cajal y Juan de la Cierva. La nueva dirección ha sido un catalizador para el establecimiento de colaboraciones y la utilización de las instalaciones del CISA por parte de grupos de investigación de otros centros del INIA, así como de otros centros de investigación, tanto nacionales como internacionales. Además, la presencia del doctor Domingo en la dirección del CISA ha promovido el regreso a España de jóvenes investigadores de gran talento que estaban desarrollando su investigación en otros países.
Una Administración que proclama como uno de sus objetivos el promover y mejorar el reconocimiento internacional científico de España, debería tener como prioridad el atraer a puestos de dirección y responsabilidad científica a científicos con impecables acreditaciones en la comunidad científica internacional. Sorprendentemente, las actuaciones que la Secretaría de Estado de Universidades e Investigación están promoviendo, lejos de respaldar este objetivo, amenazan con imponer una dirección del CISA más interesada en promover agendas personales que en establecer un centro de investigación en sanidad animal de prestigio internacional.
Lo que está en juego no es el nombre del futuro director del CISA, sino el curso que la dirección del CISA seguirá en el futuro. La mejor manera en que el CISA puede atender a las necesidades del MAPA, y en general de la sociedad española, es promoviendo investigación de alta calidad para combatir los varios y serios problemas en sanidad animal asociados con agentes infecciosos clásicos y emergentes en el mundo globalizado del siglo XXI.
Esta trayectoria es la que el CISA ha iniciado bajo la dirección del doctor Domingo. El futuro altamente prometedor del CISA sufrirá un revés difícil de reparar con el cese del doctor Domingo.
