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CRISIS EN UCRANIA

Ucrania se encamina hacia nuevas elecciones

Las manifestaciones a favor de uno y otro líder se suceden en Kiev y en el este del país

Pilar Bonet

La presión callejera y política contra el resultado de los comicios presidenciales de Ucrania, que dieron el triunfo oficial a Víktor Yanukóvich, se apuntó un tanto simbólico ayer. La Rada Suprema (Parlamento), en una sesión extraordinaria, se negó a reconocer los resultados de la votación del pasado 21 de noviembre por considerar que las irregularidades registradas no permiten considerar que se haya expresado la voluntad popular.

El Parlamento se planteó también emprender acciones legislativas que podrían conducir a nuevas elecciones. Su decisión, fijada en una resolución votada por 307 de los 415 asistentes, no equivale a una tregua entre los dos bandos enfrentados. Tiene carácter político y moral, pero no es jurídicamente vinculante y se integra en un panorama más complejo.

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La solución de la crisis, que también se decide con las movilizaciones populares, pasa por otros dos cauces institucionales. Uno, el grupo de trabajo mixto, formado por representantes de los dos bandos enfrentados; el otro, el Tribunal Supremo, que mañana se reúne para decidir sobre las irregularidades denunciadas por el candidato opositor, Víktor Yúshenko, el favorito de Occidente.

La resolución de la crisis depende también de factores psicológicos y personales, como la voluntad de Leonid Kuchma, que de momento es el único presidente del Estado. Kuchma, el ex director de una fábrica de misiles que ha dirigido Ucrania durante 10 años, se siente ahora en su apogeo como padre del país e insiste en que la solución del conflicto "debe dar algo a ambas partes" y que ambas tienen que estar representadas en las futuras instituciones del Estado, señalaban anoche fuentes informadas sobre las negociaciones entre los dos bandos enfrentados.

La idea de que Yúshenko y Yanukóvich pudieran coexistir, uno como presidente y otro como primer ministro o al revés, es poco verosímil, dada la desconfianza entre ambos. En la reunión que Yanukóvich y Yúshenko celebraron el viernes con mediación internacional, el primer ministro parecía tenso y Kuchma tomó la palabra varias veces para ayudarle a defender sus argumentos, señalaron testigos presenciales. A diferencia de Yúshenko, que iba acompañado del ex jefe del Parlamento, Iván Pliush, Yanukóvich apareció solo en el cónclave diplomático. En su defensa, sin embargo, intervino Borís Gryzlov, el jefe de la Duma Estatal de Rusia, quien insistió en que Yanukóvich era el presidente electo y que los manifestantes debían retirarse a sus casas, señalaron las fuentes.

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En Kiev, los partidarios de Yúshenko, con sus cintas y emblemas naranjas, desbordaban ayer a los de Yanukóvich, con sus emblemas azules y blancos, que se habían replegado a la estación de ferrocarril de Veshniovoe, a varios kilómetros de la capital. Los naranja, en cambio, se acomodaban en la ciudad, a juzgar por los colchones que introducían en el Club de Oficiales, una entidad del Ministerio de Defensa y situada frente al Parlamento, donde, el viernes, los partidarios de Yúshenko echaron a sus rivales. Los colchones habían llegado al Club de Oficiales en un enorme camión de mudanzas con matrícula de Odesa. Uno de los jóvenes que ayudaba a descargarlo se identificó como agente de la policía procedente de Sinferopol, en Crimea. "Vinimos aquí porque nos lo ordenaron, aunque en Crimea la policía está dividida", dijo a esta corresponsal, mientras la policía local protegía la operación de descarga.

Manifestaciones gigantescas a favor de Yanukóvich se daban en las regiones del este del país, como Donetsk, Crimea, Lugansk y Jarkov. En esta última provincia, 100.000 personas se manifestaron a favor del primer ministro.

En su disposición de ayer, el Parlamento declaró un voto de censura a la Comisión Electoral Central y pidió al presidente Kuchma que cese a sus integrantes y presente nuevas candidaturas antes del 3 de diciembre. El Parlamento nombrará una comisión investigadora de las irregularidades electorales y, entre el 1 y el 3 de diciembre, presentará al pleno un proyecto de enmienda constitucional, si éste obtiene respaldo de la mayoría de 300 legisladores, necesaria para cambiar la ley fundamental. El proyecto en cuestión planea la transformación del régimen presidencialista ucranio en un régimen parlamentario-presidencial. Se trata de un documento que fue aparcado tras su primera lectura este año, porque los partidarios de Yúshenko veían en él un coladero para que el presidente Leonid Kuchma continuara en la escena política, esta vez en calidad de primer ministro. Yúshenko estaba dispuesto a aprobar un cambio de sistema político, pero sólo después de las elecciones de 2006.

El Parlamento no se puso de acuerdo sobre la celebración de nuevas elecciones, entre otras cosas porque los comunistas insistían en que se anulara también la primera vuelta electoral, celebrada en octubre, para convocar nuevos comicios con varios candidatos.

La semana próxima, la Rada se planteará también modificar la ley de elecciones presidenciales para "perfeccionar", entre otras cosas,el control de los tribunales sobre las urnas. Ahora, el Tribunal Supremo sólo puede anular los resultados electorales de colegios concretos, y no las elecciones en su conjunto. La mayoría progubernamental de la Cámara se disolvió ayer a favor de las posiciones de los seguidores de Yúshenko y de sectores más neutrales, como el encabezado por el líder del Parlamento, Vladímir Litvin, una figura cada vez más respetada, que ayer jugó el difícil papel de árbitro de la nación y propuso diversas salidas para superar la crisis.

Miles de partidarios de Víktor Yúshenko se manifiestan en la plaza de la Independencia, ayer en Kiev.
Miles de partidarios de Víktor Yúshenko se manifiestan en la plaza de la Independencia, ayer en Kiev.REUTERS

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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