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Un manifiesto de especialistas reclama que se regule la enseñanza de lenguas españolas a inmigrantes

Una treintena de especialistas en la enseñanza del español, el catalán y el euskera a inmigrantes presentaron ayer en el Consejo Económico y Social un manifiesto en el que reclaman al Gobierno un plan nacional que regule su trabajo y favorezca la docencia de esas lenguas a los extranjeros.

El llamado Manifiesto de Santander -porque fue elaborado en el Campus de las Llamas, sede de los cursos para extranjeros de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP)- está firmado por personas procedentes de todos los ámbitos implicados en la enseñanza de segundas lenguas: los centros educativos, la Administración, las universidades, la formación inicial y permanente del profesorado, los sindicatos, las ONG y otras instituciones, como el Instituto Cervantes.

Tras recordar que "el aprendizaje de la nueva lengua o lenguas es un factor fundamental para el desarrollo integral del individuo y su incorporación a la sociedad", el documento desgrana sus demandas.

Subraya que la integración de la enseñanza de "las segundas lenguas" a los inmigrantes debe tener "fines generales y laborales", y reivindica "un plan general de organización, normalización, regulación y evaluación" de la misma. "Ese plan, impulsado por el Ministerio de Educación y Ciencia y coordinado con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, deberá ser consensuado con las comunidades autónomas y otras administraciones y organizaciones sociales, e incluirá los medios necesarios para su puesta en práctica", señala el texto.

El Manifiesto de Santander no menciona, sin embargo, la lengua castellana y pasa de puntillas sobre el problema que supone, para una colectivo de tanta movilidad geográfica como los inmigrantes, la obligación de aprender las lenguas de las nacionalidades históricas, que dejan de serles útiles en cuanto se trasladan de comunidad autónoma. El texto sólo dice: "La organización docente de la enseñanza de segundas lenguas a personas inmigrantes y refugiadas debe ser lo suficientemente flexible como para atender las necesidades del alumnado inmigrante teniendo en cuenta su diversidad".

El director de los cursos de español para extranjeros de la UIMP, Domingo Sánchez-Mesa, que intervino ayer en la presentación del manifiesto, reconoció, en declaraciones a EL PAÍS: "Es evidente que hay un problema, porque gran parte de la población migratoria funciona de manera muy móvil. Si hay continuidad en la presencia de un inmigrante en determinada comunidad autónoma, el programa que proponemos aboga porque aprenda la lengua de la comunidad para progresar en el currículum. Creo que en ese caso el propio alumno se dará cuenta muy pronto de que necesita aprender esa lengua, además del castellano".

Sánchez-Mesa explicó, no obstante, que el texto es ambiguo en ese punto "para no dejar fuera a colegas catalanes y vascos, que están haciendo trabajos muy importantes. En cualquier caso", añadió, "el debate está abierto".

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