En Teotihuacán no sólo rezaban
Los arqueólogos hallan en la antigua ciudad 10 esqueletos decapitados
Eran presumiblemente militares, 10 en total, y fueron decapitados por sus captores en circunstancias que se investigan. Probablemente les cortaron el cuello con los 18 cuchillos curvos y aserrados encontrados en el lugar de autos, a 50 kilómetros de Ciudad de México. Casi 2.000 años después, las autoridades mexicanas se empeñan en identificar a las víctimas y desentrañar las motivaciones del crimen, que pudo ser de Estado. Los ejecutados tenían las manos atadas a la espalda y las primeras pesquisas sugieren que el extremismo religioso de los homicidas algo tuvo que ver con su muerte.
"Hay evidencias de sacrificios masivos. Parece que [los muertos] eran extranjeros y militares", explica Leonardo López Luján, uno de los peritos que informaron a la prensa sobre el hallazgo de 12 esqueletos humanos, dos de ellos sin cabeza, en la pirámide la Luna, de 44 metros de altura, levantada con piedras, rocalla, cal y canto en el conjunto arqueológico de 12 kilómetros cuadrados de Teotihuacán. Esta capital, floreciente entre los años 1 y 650 después de Cristo, fue en su tiempo la más poblada del Nuevo Mundo y la sexta del planeta. Hasta mediados del siglo XX, los sabios creían que albergaba una civilización pacífica y teocrática entregada a la reflexión sobre el calendario y los fenómenos astronómicos.
Los teotihuacanos realizaban sacrificios humanos y eran implacables con los enemigos mayas
Pero los teotihuacanos ofrecían sacrificios humanos y eran también guerreros y nada clementes con los enemigos, principalmente mayas, cuyas principales ciudades se asentaban en América Central, a 1.000 kilómetros de distancia. La pasada semana, un equipo internacional de investigadores descubrió los restos de 12 supuestos soldados capturados entre los años 200-250 después de Cristo. "El conjunto central de la tumba es sensacional y el único que conocemos de estas características en toda Mesoamérica", declaró el arqueólogo japonés Saburo Sugiyama en conferencia de prensa.
Se trata del sexto hallazgo desde 1998, cuando comenzaron las excavaciones. El objetivo es averiguar el significado de los muros estucados de imágenes y desentrañar el ordenamiento político, administrativo y gubernamental de la ciudad-estado. Un túnel de unos 15 metros condujo al habitáculo de los degollados, de cinco metros de ancho y dos de largo. Los dos esqueletos que conservan la cabeza deben corresponder a gente ilustre o respetada, pues vestían ornamentos, orejeras con 16 cuentas de jade y un collar de conchas que imitaban dientes humanos. "Provenían de diversos lugares", según el arqueólogo jefe del proyecto, Rubén Cabrera, pero "es necesario que se conozcan a fondo características óseas y sanguíneas de otros grupos para tener más certeza al respecto". Junto a la tumba se hallaron 18 grandes cuchillos de obsidiana, 41 osamentas de jaguares, pumas, águilas reales y búhos y figuras serpentinas en obsidiana con rayos radiales rodeando una figura antropomorfa de cuerpo completo trabajada con pequeños mosaicos de piedra verde.
Teotihuacán no sólo fue un pujante centro religioso, político y comercial que dominó Mesoamérica. El profesor Enrique Florescano sostiene que también era una máquina de guerra. Siglos después llegaron los aztecas, que someterían las culturas circundantes y bautizaron la ciudad con el nombre que pasaría a la historia, Teotihuacán, es decir, "el lugar de los dioses", porque sus sacerdotes creían que las divinidades la habían elegido para crear el universo. Nació como una aldea 200 años antes de Cristo, y llegó a tener 250.000 habitantes. Misteriosamente, fue abandonada nueve siglos después.
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