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Columna
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El urgente cambio del modelo universitario

Cuando hoy se reúnen los seis rectores valencianos con el President Camps, con el Plan de Financiación sobre la mesa, es pertinente que se conozcan lo que el martes pasado, otro valenciano, el setabense Carles Solà, ahora conseller del ramo de Catalunya, tuvo el coraje de afirmar ante su Consell Interuniversitari: "Existe una imperiosa necesidad de que se reduzca la oferta global de estudios que imparten las universidades". En otras palabras, un llamamiento a la cooperación para que, a través de convenios y acuerdos de colaboración, las universidades públicas prescindan de aquellos títulos con poca demanda y permitan que su oferta se concentre en algunas de ellos.

Carles Solà dijo algo que, por impopular que sea, todos los que se han molestado en analizar los datos saben perfectamente: la necesidad de esta racionalización viene impuesta no sólo por los efectos de la caída demográfica, que desde 1998 ha reducido el alumnado de 18 años a la mitad, sino también por el incremento de los estudiantes que, al finalizar el Bachillerato, se decantan por la Formación Profesional de grado superior, atraídos por la demanda laboral del mercado. Algo que para mayor abundamiento, coincide con uno de los diagnósticos que Paco Pons, presidente de AVE hizo el miércoles sobre la situación económica de Comunidad Valenciana. Definitivamente, la idea de estudios universitarios tradicionales para todos es una falacia y dista mucho de ser una postura socialmente progresista, excepto, claro está, para los que viven de ella.

Los análisis y datos referidos a Valencia, publicados con la sordina del meninfotismo de la mayoría de colegas que por algo son funcionarios, coinciden milimétricamente con los expuestos por el conseller y exrector de la Universidad Autónoma de Barcelona para Cataluña: mas del 40% del centenar largo de ofertas de estudios de universidades públicas que participan en el sistema de preinscripción no lograron en junio más de cien matriculados y conste que digo matriculados, no que asistan a clase, y de las titulaciones que no exigen prescripción, mejor no hablar.

Los datos de la Comunidad Valenciana indican que hay que compartir el diagnóstico y la solución que se apunta desde Cataluña: a) Los estudios universitarios han perdido muchos de sus atractivos a pesar de facilitarse enormemente incrementando universidades y sedes universitarias; b) No se puede pensar en una huida hacia delante, programando nuevas titulaciones, sin hacer retoques a la situación actual; c) Ya no es posible luchar contra la pérdida de estudiantes con el instrumento de la creación de nuevas carreras. En palabras de Solà: "Está muy bien que la universidad pública ofrezca estudios de cualquier especialidad, pero no tiene sentido ofrecer la misma titulación en cinco universidades diferentes si no hay una demanda que lo justifique".

La demagogia toma la forma de llevar adelante decisiones no defendibles con números aunque sí con necesidad de votos. Ello ha hecho mucho daño a esta comunidad autónoma, donde la Miguel Hernandez era una decisión tanto o mas alocada que Terra Mítica. Una está en suspensión de pagos y las universidades, a fecha de hoy, sin presupuestos para el 2005.

Es imprescindible que los universitarios tengamos la altura intelectual de dar ejemplo y de encarar el problema con la claridad que Carles Solà, acaba de hacerlo. Defender lo público es algo más que hacer grandes declaraciones, supone también racionalizar recursos y corregir tendencias, aunque se corra el riesgo de perder las elecciones al Rectorado.

Tanto los representantes de las universidades, como Camps y Nieto cometerán un acto de suprema irresponsabilidad política si se limitan a salir del paso dentro de la quiebra presupuestaria de la Generalitat. Deben aprovechar la crisis que vivimos para abrir el debate sobre cómo cambiar el sistema universitario valenciano. No pueden llamarse a andana por mas tiempo: el actual modelo no es ni sostenible ni eficiente.

catedrático de Informática de la Universitat de València.

Gregorio Martín es

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