Operarios municipales de Sevilla limpian "a tiempo real" los restos de la movida

La movida juvenil de Sevilla ha dejado en el último mes 49.690 kilos de basura, la mayoría en forma de botellas y vasos de plástico, los útiles básicos del botellón. El servicio municipal de limpieza, Lipasam, es uno de los ejes del dispositivo especial que cada noche de fin de semana pone en marcha el Ayuntamiento para hacer frente a los peores efectos del ocio nocturno.

Los operarios de limpieza se afanan por recorger al amanecer los rastros de la noche, pero a partir de ahora, algunos de los empleados, los más jovenes de la plantilla, se meterán en medio de los botellones para limpiar "a tiempo real". Una medida con la que el Ayuntamiento pretende concienciar a los jóvenes de la suciedad que dejan sus reuniones.

Cada ayuntamiento ha diseñado su propio plan de actuación contra los peores efectos de la movida. En Granada, por ejemplo, el anterior equipo de gobierno dirigido por el socialista José Moratalla, inició actuaciones para paliar el ruido continuadas por el nuevo equipo del PP. La primera fue el Plan Jericó que obligó a todos los bares de copas y discotecas a instalar un medidor de ruido . El aparato envía sus mediciones directamente a la Policía Local que, de forma automática, conoce si los niveles de ruido se encuentran en los límites legales, así como la hora exacta del cierre del establecimiento (el momento en que la música deja de sonar).

El edil de Medio Ambiente, Juan Antonio Mérida, ha creado el Consejo del Ruido formado por el propio concejal, un médico del Servicio Andaluz de Salud, un representante de la federación de asociaciones de vecinos, un psicólogo y el presidente de la asociación Granada Contra el Ruido, Francisco Morales. El principal objetivo del grupo de expertos es analizar todos los aspectos de este tipo de contaminación con el fin de modificar la actual ordenanza o crear una nueva.