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Reportaje:LA MOVIDA EN LAS CAPITALES ANDALUZAS

Tapones para el 'botellón'

Los ayuntamientos buscan fórmulas para reducir las molestias de la movida juvenil

"Existe un denominador común que es la molestia, pero no hay una movida homogénea en toda la ciudad". El concejal de Gobernación de Sevilla, el socialista Francisco Fernández, expresaba así el pasado jueves al Pleno municipal la dificultad de dar con la pócima que buscan la mayoría de los ayuntamientos andaluces: una fórmula que haga compatible el descanso de los vecinos con la diversión de los jóvenes, dos derechos que chocan cada fin de semana en las ocho capitales andaluzas.

Los factores que impiden conciliar el sueño a cientos de vecinos son sobre todo los decibelios que se escapan de las paredes de muchos bares y el ruido que ocasionan los botellones, un fenómeno nacional que en Andalucía ha arraigado más que en otros sitios. En Sevilla se calcula que son entre 50.000 y 60.000 los jóvenes que cada fin de semana hacen botellón. "Y con mucha probabilidad serán incluso hijos de los que nos sentamos en estos bancos", advirtió Fernández a sus compañeros en el Consistorio.

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En Málaga (la segunda provincia con mayor contaminación acústica de España, sólo superada por Valencia) la Plaza de la Merced acoge cada viernes y sábado por la noche a unos 2.500 jóvenes, más otros muchos que se dispersan por otras zonas donde los botellones, según su Ayuntamiento, son espórádicos y no representativos. Aunque los vecinos del Centro Antiguo no opinan lo mismo y apuntan a las inmediaciones del Teatro Cervantes y los Jardines de la Catedral, ambos muy cercanos a los lugares de ocio, como áreas en las que también se practica. "Están hasta las 3.00 de la madrugada y después se van a los bares de copas", señala su presidenta Dolores Acosta.

"Sabemos que no se puede eliminar, pero sí ordenar", asegura Elías Bendodo, edil de Juventud de la capital malagueña. Un decreto autonómico de 2002 prohíbe la venta de alcohol a partir de las 22.00 horas en locales que no se dediquen a la hostelería, una medida que complica la práctica del botellón, pero que no ha acabado con él. La Junta y la mayoría de los ayuntamientos se muestran contrarios a una ley más drástrica que prohiba el consumo de alcohol en la calle, aunque desde algunos sectores no se vería con malos ojos: "Es hora que la Junta afronte este problema", señala el responsable de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Huelva, José Luis Gallardo (PP). "En Valencia está prohibido beber alcohol en la vía pública excepto en las terrazas de los bares. En Andalucía se tendría que aplicar esa normativa y prohibir el consumo a granel de alcohol en las vías públicas salvo en lugares autorizados", asegura.

En la capital onubense, el botellón se ha trasladado en los últimos meses, sin motivo aparente, de la zona de Pablo Radaa la Plaza de la Merced, que se encuentra rodeada de viviendas. La presidenta de la asociación de vecinos de La Merced, Dorleta Vaquero, asegura que la situación es insostenible. "Antes teníamos el problema del ruido de los bares que no cumplían la normativa en esta materia. Ahora se ha añadido el ruido del botellón y de los coches discotecas. Estamos desesperados".

El secretario del Consejo de la Juventud de Sevilla, Ismael Sánchez, lamenta la "criminalización" de la movida que se hace desde algunos sectores. "No hay ley que prohíba el botellón, por lo que está legitimado", señala Sánchez. "Las que no están legitimadas son algunas conductas que surgen alrdedor". Los vecinos del barrio del Porvenir de Sevilla se reunieron esta semana con el delegado mucipal de su distrito, Antonio Rodrigo Torrijos (IU), para pedirle medidas en torno a la discoteca El Doblón, a cuyas puertas aparcan sus botellas decenas de jóvenes que, según los vecinos, orinan en la acera, rompen retrovisores de los vehículos aparcados y hacen sonar a todo volumen la música de sus coches. "Estas concentraciones molestan más que el ruido de la discoteca", apunta Torrijos, quien se ha comprometido a tramitar la presencia de agentes de la Policía Local que le han pedido los vecinos, aunque se reconoce "escéptico" sobre esta medida.

La policía sevillana cerca los fines de semana las zonas más castigadas por el botellón para disuadir a los jóvenes y, en algunos casos, cierra con vallas toda una calle o una plaza. En los últimos fines de semana, esta medida se ha puesto en marcha, por ejemplo, en la calle Padre Damián del barrio de los Remedios, aunque los vecinos no terminan de compartirlas porque, dicen, sólo consigue trasladar la movida unas calles más allá. Lo mismo que ocurre en Granada desde hace meses: de las grandes concentraciones en las zonas de copas más importantes se ha pasado a un reguero de pequeños grupos en calles y plazas más o menos escondidas, una táctica para evitar a la Policía Local que, sin embargo, ha consentido el fenómeno junto a la calle Méndez Núñez.

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