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Salazar, Jauregi y Collet muestran su obra en Arte Lisboa y Estampa

Dora Salazar (Alsasua, 1963), Marijose Recalde (Pamplona, 1964), Koldobika Jauregi (Alkiza, 1969) y Juan Baroja-Collet (Le Creusot, Francia, 1957) se han labrado un prestigio en el panorama artístico del País Vasco y Navarra, pero aún son prácticamente desconocidos fuera de estas fronteras. La galería Arteko de San Sebastián, que ha trabajado con ellos desde sus inicios hace más de una década, trata ahora de sacarlos de ese desconocimiento internacional. Esta semana está promocionando sus trabajos en Arte Lisboa y a partir del próximo jueves lo hará en la feria Estampa de grabado y ediciones de arte contemporáneo que se celebra en Madrid hasta el día 29 de este mes.

"En Arte Lisboa mostramos obra original de estos artistas, en su mayoría esculturas de gran formato, dibujos y collages", explica la responsable de la galería, Cristina de la Fuente. También presentan creaciones gráficas de Eduardo Chillida, Manolo Valdés, Miquel Barceló y dos fotografías de Andrés Nagel, autores consagrados que no necesitan carta de presentación.

Esta combinación de nuevos valores y artistas de renombre y la preferencia por la obra gráfica son dos de las constantes en la trayectoria de esta galería donostiarra (Secundino Esnaola, 3). Su responsable no se cansa de repetir que su propósito es "desmitificar el arte como objeto de lujo". Por ello, empezó a vender obra sobre papel, creaciones de artistas destacados a precios asequibles. Por ello presenta ahora en Estampa nuevas ediciones serigráficas, aguafuertes, xilografías y esculturas seriadas en bronce y alumnio, tanto de los creadores ya mencionados como de Monir (Bangladesh, 1943).

Exposición colorista

La presencia de Arteko en estas ferias coincide con el cierre el 4 de diciembre de una exposición dedicada a Marta Cárdenas (San Sebastián, 1944). En la sala pueden verse algunos de sus últimos trabajos sobre papel realizados con acuarela acrílica, tintas y ceras. "Esta exposición es el resultado de un largo recorrido de estudio de otras culturas por un parte, y de exploración de la abstracción por otra", apunta Cárdenas.

Su carrera dio un giro en 1996 tras un viaje a la India. "Me quedé impresionada con los colores, con el sentido de lo visual que tiene el pueblo", cuenta. "Luego me di cuenta de que me pasaba con otros muchísimos pueblos de África, del Pacífico, del Amazonas,... porque tienen un sentido de la estética distinto al nuestro".

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Entonces se puso a jugar con sus planteamientos estéticos, lo mismo a partir de experiencias directas que de libros. El resultado está a la vista en la galería, donde presenta medio centenar de obras sobre papel -la representación de una pulsera o unas vidrieras- y cuadernos de textos e imágenes llenos de vida. "La pintura es una manera de introspección; es como un termómetro que expresa la temperatura de tu inconsciente", sentencia.

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