Los buzos recorren el barco hundido sin encontrar más cuerpos

Miles de personas despidieron ayer tarde en Santoña (Cantabria) a dos de los marineros fallecidos el viernes en el naufragio del pesquero Nuevo Pilín. Los buzos recuperaron por la mañana de su interior el cadáver del patrón y, tras recorrer por dos veces el pesquero, no hallaron los cuerpos de los dos marineros desaparecidos, después de que el barco fuese remolcado al Puerto de Bilbao. Entre los miles de asistentes se repetían las voces que imploraban por un pronto hallazgo de los pescadores, a quienes todos dan ya por muertos.

La jornada se inició con la recuperación del tercer cadáver, localizado anteayer en el puente del pesquero, volteado por un golpe de mar a unas seis millas de la costa de Castro Urdiales. Las sospechas iniciales se confirmaron y era el del patrón y armador, Elías José Gallego Alonso, vecino de Santoña, de 47 años. Su cuerpo estaba atrapado por una maraña de redes en su puesto en la embarcación. "He ido a verle, lo tenía que hacer. Esto es muy duro", narraba ayer, casi sollozando, uno de sus primos. La entereza que había mostrado el día de la tragedia se había desmoronado. "Mal, mal", acertaba sólo a expresar minutos antes de la celebración del multitudinario funeral en la parroquia Virgen del Puerto.

Media hora antes del horario fijado, la pequeña iglesia estaba repleta para despedir a sus vecinos José Luis Fernández Santamaría, de 49 años, y José Legaz Villajos, de 45. Pese a la tragedia, sus familiares mostraban un gran aplomo. Fuera de la iglesia -los vecinos de Santoña, una localidad de unos 13.000 vecinos, y de pueblos cercanos ocuparon también la carretera de acceso-, los rostros y, sobre todo, el solemne silencio resumían el sentir general. El obispo de Santander, José Villaplana, no lo obvió en su homilía. "Quisiera que viérais", dijo dirigiéndose a los allegados de los dos marineros muertos, "el silencio impresionante de toda esta gente que está en la calle, que la estoy viendo". Esta tarde se celebrará el funeral del patrón.

Al funeral acudieron la ministra de Agricultura y Pesca, Elena Espinosa; el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y el subdelegado del Gobierno en esa comunidad autónoma, Agustín Ibáñez. La ministra estuvo en Santoña desde las once de la mañana con los familiares de los marineros y acompañó en el tanatorio de la localidad cercana de Laredo el duelo por los dos pescadores.

Las labores de rescate se aceleraron ayer gracias a la buena meteorología y la calma del mar. Tras pasar toda la noche atado a un remolcador para evitar su total hundimiento, el Nuevo Pilín pudo finalmente ser trasladado al Puerto de Bilbao, donde hacia las 16.30 llegó a uno de los nuevos muelles aún sin uso. "Ha habido que proceder con mucho cuidado", afirmó a este diario Felipe Martínez, director de Marina Mercante, quien se desplazó a Bilbao para seguir la operación. Se utilizaron unos flotadores para asegurar el pesquero.

Martínez relató que los buzos habían inspeccionado casi todo el interior, incluido un camarote en el que se pensaba que podían estar los cuerpos de los desaparecidos -José Ramón Pérez Parapar, de 33 años, y Agustín Fidel Escalante Marta, de 32, cuñado del patrón-, pero no se encontró nada tras un primer rastreo. Una posterior inspección siguió sin dar ningún resultado. Sólo queda por buscar en la cámara del pescado. La intención ahora es dar la vuelta al barco, una tarea compleja que requiere de maquinaria y medios técnicos y que probablemente no se podrá llevar a cabo hasta el lunes. Hasta entonces los servicios de rescate intensificarán la búsqueda en la zona donde se produjo el hundimiento, aunque desde el pasado viernes se han rastreado ya sin éxito más de 1.000 kilómetros cuadrados de mar.