Tres muertos y dos desaparecidos al naufragar un pesquero
Una ola volteó a seis millas de Castro Urdiales al 'Nuevo Pilín', con base en Santoña
Una ola que golpeó el puente y dejó al barco con la quilla hacia arriba es la principal hipótesis que se maneja para explicar la tragedia que se ha abatido sobre Santoña. El Nuevo Pilín, un pesquero con base en esa localidad cántabra, se hundió ayer a unas seis millas en línea recta de Castro Urdiales con cinco tripulantes a bordo. Tres de ellos han muerto (aunque sólo se han recuperado dos cadáveres) y los otros dos permanecen desaparecidos, aunque parece improbable que puedan ser rescatados con vida.
El Nuevo Pilín había zarpado en la tarde del jueves hacia aguas francesas al mando de su patrón, Elías José Gallego Alonso, vecino de Santoña, de 47 años. La semana pasada, había dejado tendidos los aparejos para la captura del rape y en la noche de anteayer recogió las piezas: más de 500 kilos, según calculaba un familiar del patrón, un hombre "que se había pasado toda su vida en la mar".
El pesquero, construido en marzo de 2001, tenía "todo en regla y estaba bien", según dijo la alcaldesa de Santoña, la socialista Puerto Gallego, prima del patrón. El cuerpo de éste es presuntamente el hallado ayer por los servicios de rescate en el interior de Nuevo Pilín, pero que no pudo ser rescatado por la dificultad que presentaba la tarea. La tripulación era experimentada: José Luis Fernández Santamaría, de 49 años y vecino de Santoña, quien fue armador, y José Legaz Villajos, de 45, y también de Santoña, los dos cadáveres rescatados. Junto a ellos faenaban José Ramón Pérez Parapar, de 33 años, nacido en Redondela (A Coruña), pero afincado en Santoña, y Agustín Fidel Escalante Marta, de 32 años y vecino de la cercana localidad de Castro Urdiales. Éste era el más novel: cuñado del patrón, llevaba un año trabajando. "No encontraba trabajo en tierra y Elías le dijo que viniese al barco", relataba un primo del patrón.
La voz de alarma saltó pasadas las cinco de la madrugada, pero el barco hundido no fue localizado hasta las nueve, según relató Andrés González, un armador de Santoña que participó en las tareas de rescate. La tardanza se debió a que la radiobaliza -aparato que marca la situación de un barco en caso de accidente- ofreció tres localizaciones diferentes, hasta con 40 millas de distancia entre ellas. Los dos únicos cadáveres rescatados, que estaban flotando, fueron hallados por el Manuel Padre, un barco de la localidad cántabra de Colindres.
A última hora de la mañana, los equipos de rescate -con miembros de la Ertzaintza y de Salvamento Marítimo, a los que se unieron buzos especiales de Alicante- localizaron en el puente el cadáver pendiente de identificar. Su rescate fue descartado por el temor a que la embarcación terminase de hundirse al romper los cristales de la cabina. Las tareas, dificultadas por el fuerte oleaje, se prolongaron hasta cerca de las cinco tarde, cuando se suspendieron hasta hoy. Las flotas pesqueras de Santoña y Laredo, así como otros barcos de la zona, se unirán a la búsqueda de los dos desaparecidos. La alcaldesa, quien apuntó al golpe de mar como posible causa del siniestro, recalcó que los familiares de los tripulantes asumen ya sus muertes. Algunos pescadores que faenaron ayer en la zona explicaron que las condiciones meteorológicas no eran demasiado malas aunque soplaba viento fuerte.
Marido y hermano
La Cofradía de Santoña concentró todo el sufrimiento de familiares, amigos y vecinos. Dolores Escalante tenía más motivos que nadie: ha perdido a su marido, el patrón Elías Gallego, y a su hermano Agustín Fidel Escalante.
Dolores se llevó un buen susto hace cuatro años, cuando su esposo; el socio de éste, Celestino Sañudo, y uno de sus dos hijos vieron cómo su barco se hundía tras chocar con un madero. "Sólo tuvieron tiempo de echarse a la balsa. Suerte que había un barco cerca y les rescató. Aquello les dejó bastante tocados psicológicamente", recordaba un primo de Elías Gallego. Entonces construyeron el Nuevo Pilín.
El destino hizo que Celestino Sañudo no estuviese ayer a bordo: se encontraba de baja por un accidente laboral hace dos semanas. En principio, iba a embarcarse con sus compañeros, pero el patrón le hizo desistir. "Me dijo que estaba de baja y que lo que tenía que hacer es recuperarme". Su intención era volver a trabajar el lunes; ayer, con los ojos enrojecidos y la cara demacrada, no tenía dudas: "No vuelvo a la mar ni amarrado". El hijo varón del patrón, quien solía completar la tripulación del Nuevo Pilín, también estaba de baja y se quedó sin embarcar.
La alcaldesa se refirió a la "ansiedad" de los allegados de los desaparecidos, que "saben que no habrá una solución positiva y sólo quieren velarles en paz". Añadió que tenía una doble sensación, como "pariente y alcaldesa" de un municipio que desde 1936, cuando se hundió un pesquero con 16 tripulantes, no vivía una tragedia de este tipo. El pleno municipal acordó ayer decretar tres días de luto y hoy se celebrarán los funerales por los dos marineros fallecidos, a los que asistirá la ministra de Agricultura, Elena Espinosa.
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