Belleza aterradora en la nueva película del coreano Jee Woon
'Dos hermanas' es la cuarta adaptación cinematográfica de un cuento popular coreano
Sobre la imposibilidad de borrar un recuerdo. Nostalgia, tristeza y pasado son la base del terror en Dos hermanas, la nueva película de Kim Jee Woon (Seúl, Corea del Sur, 1964). Belleza y horror son las dos caras de esta inquietante historia envuelta en una impresionante puesta en escena.
Inspirada en un cuento tradicional coreano, esta versión -la cuarta adaptación cinematográfica- gira en torno a una bella y pérfida madrastra, un padre casi ausente y dos niñas. "Me gusta encontrar personajes que están marcados, y que por eso mismo generan el desarrollo de la historia y no a la inversa. Era un verdadero reto reinterpretar un cuento clásico y transformarlo en una película de hoy en día, con todas las dificultades que ello entraña ", explica Kim Jee Woon por correo electrónico.
Un suceso atroz acecha cada esquina de la mente de la protagonista. "En esta historia no se habla del miedo a los otros. Lo verdaderamente aterrador es darse cuenta de que todo ese miedo que sitúas en elementos externos, al final, realmente, está dentro de ti mismo, en tus propias fallas o defectos".
Como si de un macabro cuento de hadas se tratara, Dos hermanas traslada al espectador a un territorio de ensueño que puede mutar en pesadilla: una bella casa con embarcadero perdida en el campo. Un escenario que hasta cierto punto simboliza Corea del Sur, según Kim Jee Woon: "Representa el enfrentamiento entre las tradiciones milenarias y el esfuerzo por formar parte de un nuevo estilo de vida occidental. También está la idea de que Corea puede ser tan atractiva como repulsiva".
El horror que se esconde en la belleza es para este director una prueba de la atracción fatal que ejerce lo siniestro: "Aunque desde un punto de vista lógico nos cueste aceptarlo, la verdad es que nos sentimos atraídos hacia lo siniestro de un modo que no podemos entender. Quizá el director que mejor ha sabido representar esa fina línea es Alfred Hitchcock".
Confeso admirador de Robert Bresson, John Cassavettes o Aki Kaurismaki, asegura Kim Jee Woon que la esmerada producción artística del filme es la suma de diferentes influencias: de películas que vio en la infancia y de casas de parientes que visitó de niño en Corea. "Ha supuesto un gran esfuerzo crear un espacio hogareño y aterrador al mismo tiempo".
Realidad o ficción, fábula o pesadilla; el director coreano reniega de géneros: "Prefiero pensar en las historias como entes en sí mismas, no me paro a reflexionar si ocurren bajo la influencia del drama, la comedia o el horror. Una vez hechas, tienen el efecto deseado". Explica que en su película hay un deliberado esfuerzo psicológico por establecer un paralelismo y acompasar su tempo el ritmo de la mente humana. Kim Jee Woon no lo duda: el peor de los horrores está en nuestras mentes.
Babelia
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