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CAMBIOS EN EL GOBIERNO ESTADOUNIDENSE

Bush nombra a Condoleezza Rice para reforzar su control de la política exterior

La consejera de Seguridad Nacional será sustituida por su 'número dos', Stephen Hadley

George W. Bush encargó ayer a su consejera de Seguridad, Condoleezza Rice, que sustituya a Colin Powell en el Departamento de Estado. La especial relación de Bush con Rice y el alejamiento de Powell indican que se afianza la concentración de las riendas de la política exterior y de seguridad que comenzó tras los atentados del 11-S. El presidente ya dijo hace dos semanas que iba a invertir el capital político ganado en las elecciones. Y así lo ha hecho. El nuevo consejero de Seguridad será Stephen Hadley, quien hasta ahora fue el número dos de Condoleezza Rice.

Richard Armitage, máximo colaborador de Powell, también ha presentado su dimisión
"Esta Administración no tolera el disenso en sus filas", explica un experto
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Estos cambios, con la continuidad de Rumsfeld en Defensa y la crisis en la CIA, dejan claro que Bush no arriesga nada para los puestos clave. Bush explicó claramente por qué ha elegido a Rice: "En los últimos cuatro años he confiado en sus consejos, me he beneficiado de su gran experiencia y he apreciado su sólido y sereno juicio". En los "tiempos críticos" que vivimos -"somos una nación en guerra", dijo el presidente- "alcanzar los objetivos exigirá un liderazgo inteligente y capaz en el Departamento de Estado, y Condoleezza Rice es la persona adecuada para el desafío".

Entre los objetivos, Bush habló de la guerra contra el terrorismo, los esfuerzos para controlar las armas de destrucción masiva y el deseo de que se desarrollen "las fuerzas de la libertad y la reformas en el gran Oriente Próximo, para que crezca la esperanza en lugar de la ira".

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Emocionada y rebosante, Condoleezza Rice, que acaba de cumplir 50 años, agradeció la confianza del presidente y no fue parca a la hora de adjudicarle méritos: "Bajo su liderazgo, América está luchando y ganando la guerra contra el terrorismo". Cuando el Senado la confirme, Rice llevará a cabo, dijo, "la esperanzadora y ambiciosa agenda" presidencial.

Bush no olvidó dar las gracias a Colin Powell por "ayudar a que el mundo luche en esta guerra global, por resolver peligrosos conflictos regionales" y por haber sido "incansable y generoso" en su esfuerzo. "Ha sido uno de los diplomáticos más eficaces y más admirados en la historia de EE UU", declaró.

A los piropos se unió la propia Rice, que se sintió "honrada por suceder" a su querido "amigo y mentor", "un gran secretario de Estado". Como se esperaba, Richard Armitage, número dos del Departamento de Estado, ha presentado la dimisión. Además de ser amigo de Powell, Armitage coincidía con él en su visión de la diplomacia. Un posible sustituto sería John Bolton, subsecretario para control de armas del Departamento de Estado y afín al ala más dura de la Administración,

Con el nombramiento de Rice "Bush estrecha su control sobre todo el Gobierno", dice Clifford Kupchan, vicepresidente del Centro Nixon. "El presidente está consolidando su control en todas las ramas del Ejecutivo, y con Rice va a tener en el Departamento de Estado a alguien muy leal y que ha demostrado que la prioridad es garantizar que sus opiniones se aplican".

¿Qué es lo que triunfa en política exterior, entonces? Con cautela, Kupchan lo interpreta así: "Si tenemos un equipo de política exterior y de seguridad con Rice, Rumsfeld y Hadley

[nuevo asesor de Seguridad], sería una victoria para los que se conocen como 'realistas duros'. Son más pragmáticos que los neoconservadores. Sería una derrota para los fracasados neocon, a no ser que Paul Wolfowitz [número dos de Defensa] o algún otro neocon sea nombrado para un puesto más importante. Lo que se pondría de manifiesto es que este equipo entiende que el compromiso neoconservador de extender la democracia en la manera que se ha hecho no ha funcionado en Irak. Han aprendido de Irak. Representaría un movimiento realista, un movimiento hacia el pragmatismo".

Si Rumsfeld se queda en Defensa, como parece, con Stephen Hadley -un hombre cercano al jefe del Pentágono- al frente del Consejo de Seguridad Nacional y con el proceso de limpieza del anterior equipo de la CIA -al que, implícitamente, se le hace responsable de los errores de inteligencia en Irak- la Casa Blanca se moverá con mucha más comodidad que hasta ahora.

Una valoración habitual en los círculos políticos de Washington es que hay muchos funcionarios de medio y alto nivel en el Departamento de Estado y en la CIA que simpatizan con el Partido Demócrata.

"Esta es una Administración que no tiene gran tolerancia por el disenso en sus filas", valora Kupchan, que explica el riesgo del toque de clarín de la lealtad que se desprende de la remodelación: "Yo creo que es bueno y necesario que un Gobierno hable con una sola voz, pero lo que Bush está haciendo es eliminar el mercado de las ideas dentro del Gobierno, eliminar puntos de vista alternativos en la Administración. Un mercado así funciona de esta forma: las buenas ideas son apoyadas por un equipo leal, el mismo que no permite que salgan adelante las malas ideas. Ahora, con la salida de Powell, no va a haber prácticamente puntos de vista diferentes en el Gobierno, y eso es peligroso".

Stephen Hadley, nuevo consejero de Seguridad.
Stephen Hadley, nuevo consejero de Seguridad.

"Los europeos lo pasarán peor con ella"

Acostumbrados a trabajar con un militar tan pragmático y diplomático como Colin Powell, con el que, de todas formas, algunos de sus colegas chocaron en los tensos meses previos a la guerra, "los europeos, y desde luego la vieja Europa -que ahora incluye España-, creo que lo van a pasar mucho peor con Condoleezza Rice y que van a sufrir la salida de Powell", dice Clifford Kupchan, vicepresidente del Centro Nixon, que da, sin embargo, pistas para la esperanza al hablar del futuro de las relaciones entre Europa y EE UU: "El modelo estadounidense de diplomacia es unilateral y dispuesto al uso de la fuerza. Hay otro modelo, el de los tres de la UE

[Reino Unido, Alemania y Francia] para negociar con Irán, por ejemplo, que se concentra en la diplomacia y es reacio al uso de la fuerza. El equipo exterior de EE UU está muy lejos de eso, pero yo diría que se está moviendo hacia un tipo de multilateralismo, lo que yo llamaría 'multilateralismo por la puerta trasera', porque están obligados a ello. Saben que no pueden conseguir objetivos clave sin algunos aliados. Las circunstancias les obligan a ser más pragmáticos, más multilateralistas".

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