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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Manuel Corripio García, empresario asturiano en la República Dominicana

El empresario asturiano afincado en República Dominicana Manuel Corripio García, titular de uno de los mayores grupos empresariales de ese país y de una gran fortuna personal, falleció en una clínica de Santo Domingo, a los 96 años. Su cadáver recibió sepultura el jueves.

A partir de un pequeño comercio de provisiones, creado en los años treinta con un capital de 3.000 pesos, Corripio levantó un grupo mercantil que a su muerte da empleo a más de 7.000 personas y constituye un complejo comercial e industrial que abarca el negocio original (Manuel Corripio), pero también la distribución de electrodomésticos (Distribuidora Corripio), fábricas de clavos y de pinturas, concesionarios de vehículos, empresas de juguetes, la representación de la multinacional Proter & Gamble y medios de comunicación, entre ellos el periódico Hoy, uno de los principales diarios de circulación nacional, cuya gestión está en manos de su hijo José Luis Corripio Estrada. También era un importante propietario inmobiliario. El empresario fallecido fue el impulsor y patrono de la Fundación Corripio, Inc., creada en 1986, que, bajo su presidencia, creó el premio de literatura más importante del país americano y edita tres colecciones de obras literarias, entre ellas, una biblioteca de clásicos dominicanos.

Manuel Corripio García nació en la aldea asturiana de Valbuena, municipio de Cabranes, el 8 de febrero de 1908, pero desde niño vivió en Arroes, en el vecino municipio de Villaviciosa. Como decenas de miles de asturianos, en 1921, a los 13 años, emigró a América, llamado por su hermano mayor, Ramón, ya afincado en Santo Domingo, quien le consiguió empleo en el mismo colmado en el que él trabajaba, propiedad de otro emigrante, Modesto Lavandero. Fue por poco tiempo. Un año después siguió a su hermano cuando éste optó por independizarse y adquirir su propio comercio y una panadería.

A los 22 años, y a resultas del huracán San Zenón, que el 3 de septiembre de 1930 causó grandes estragos en Santo Domingo, Manuel Corripio regresó a Asturias, donde volvió a trabajar de nuevo, como había hecho de niño, en las tareas campestres. En 1932 contrajo matrimonio con Sara Estrada, a la que conocía desde la infancia. Dos años después, en 1934, tras el nacimiento del primero de sus dos hijos, viajó a la República Dominicana, y en 1936, coincidiendo con la tensión social que desembocaría en el estallido de la guerra civil, decidió establecerse en América.

Cada año visitaba Villaviciosa (Asturias), donde estuvo por última vez el pasado julio. Su estilo de gestión lo expresaba en estos términos: "Yo creo en el trabajo, que es el legado que recibí de mis mayores, y que luego entendí como la esencia de la vida del hombre y el secreto del éxito de cualquier empresa. Me parece también que es muy importante el ahorro y que los gastos superfluos deben evitarse".-

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