Bush propone a los demócratas trabajar juntos en su ambicioso plan de reformas sociales
El presidente de EE UU centrará su mandato en asuntos como la educación y las pensiones
Le apoyaron casi 60 millones de ciudadanos y más de 55 le rechazaron. George W. Bush, el presidente más votado de la historia de EE UU, parece tener ante sí el difícil reto de utilizar ese capital para cicatrizar las heridas de una nación desgarrada en dos mitades. "El pueblo americano está esperando resultados y un esfuerzo por parte de ambos partidos", aseguró ayer Bush en su habitual discurso radiofónico de los sábados, en el que dejó claro que pretende impulsar reformas sociales de calado. "Mi Administración trabajará con ambos partidos para conseguir esos resultados", afirmó.
Tal y como hizo en la rueda de prensa del jueves tras su reelección, el presidente insistió de nuevo en la reconciliación e instó a republicanos y demócratas a trabajar agresiva y conjuntamente en la lucha contra el terrorismo. Pero su mayor desafío, recalcó ayer, estará en el "frente interno". "Debemos enfrentarnos a las demandas frívolas que encarecen el coste de los seguros médicos y perjudican a pacientes y doctores". "Debemos continuar nuestro trabajo en reformar el sistema de educación", prosiguió Bush, quien también prometió acometer el delicado tema de las pensiones y poner énfasis en la reforma del sistema fiscal.
Pero su talante conciliador se verá cuando tenga que cubrir la primera plaza que quede libre en el Tribunal Supremo. En la máxima corte de EE UU no ha habido cambios desde hace más de una década, pero el cáncer que sufre su magistrado jefe, William H. Rehnquist (80 años, nombrado por Nixon), puede que le obligue a dejar el cargo. Además, todos menos uno de los nueve jueces tienen más de 65 años, y algunos, problemas de salud.
"No hay ninguna vacante para el Supremo, cuando la haya ya me ocuparé de ello", resolvió tajante el pasado jueves Bush. El presidente insistió en que sólo deseaba jueces que interpretasen estrictamente la Constitución de Estados Unidos. "Alguien que conozca la diferencia entre la opinión personal y la interpretación estricta de las leyes", expresó. Uno de los asuntos más polémicos del que podría llegar a ocuparse el Supremo es la revisión de la sentencia conocida como Roe versus Wade, que legalizó el aborto en EE UU en 1973 y que los grupos más reaccionarios quieren eliminar. De ahí la importancia de que el presidente nombre jueces conservadores o más liberales, que estén a favor o en contra de la interrupción voluntaria del embarazo.
"¿Qué hará Bush con su segundo mandato?", se preguntaba ayer desde la derecha ideológica Charles Krauthammer en The Washington Post. "Los segundos mandatos son muy traicioneros; generalmente mueren de inercia o de escándalos", se contestaba el articulista neoconservador.
En opinión de Krauthammer, Bush no elegirá la inercia. "He ganado un capital en estas elecciones, un capital político, y tengo toda la intención de gastarlo en lo que dije a la gente que lo iba a gastar. Es mi estilo". Ésa fue la declaración del presidente dos días después de las elecciones.
Encerrado en Camp David
Este fin de semana, George W. Bush descansa con su esposa en Camp David, pero se ha comprometido a ponerse a trabajar de inmediato. Comienza su segundo mandato con la promesa de poner en marcha una agenda interior agresiva que se centrará en la Seguridad Social (el sistema de pensiones) y la reforma del sistema fiscal. Bush sabe que no se enfrentará a la reelección en 2008, así que emprenderá reformas de calado.
El Bush de 2000 estuvo marcado por el 11-S y su mandato se centró en la guerra contra el terrorismo. A pesar de que el trabajo que comenzó en Irak está sin finalizar y empantanado, el Bush de 2004 parece que va a dar prioridad a jugar en casa. "Debemos empezar a trabajar con las pensiones porque el sistema no va a alcanzar para nuestros hijos y nuestros nietos", opinó Bush. Pero fuentes cercanas citadas por The Washington Post aseguraron que una propuesta detallada de la reforma de las pensiones no se llevará a cabo como mínimo hasta 2006. "Reformar la Seguridad Social para las futuras generaciones no es una tarea fácil, si no ya se habría hecho", explicó el presidente el jueves. "Pero es algo que debemos acometer. Y en este sentido espero poder trabajar con los demócratas para conseguir la reforma".
Como otra prioridad del más alto rango tras la reforma de las pensiones, Bush anunció el jueves que su Gabinete trabajará para hacer el sistema fiscal más sencillo y justo. "Debemos reformar nuestro complicado sistema fiscal. Necesitamos deshacernos de tanto papeleo inútil, es un lastre que mina nuestra economía", pidió Bush, a la vez que manifestó su deseo de crear nuevos puestos de trabajo que "reactiven la economía".
Pero desde la izquierda, E. J. Dionne, también articulista del Post, rebatía a Krauthammer: "Bush reclama un mandato para una reforma de la Seguridad Social que no dice en qué consistirá y para una reforma fiscal que nunca ha descrito cómo llevaría a cabo", escribió Dionne. "La palabra reforma no debería ser una excusa que esconda detrás el favorecer los intereses de aquellos que le han apoyado". Y añadía: "Los demócratas no deberían de tener miedo de negociar, pero la historia condena a aquellos que confunden negociación con capitulación".
Por otra parte, la Casa Blanca informó ayer, de que Tony Blair visitará EE UU el 11 y 12 de noviembre. Será el primer dirigente extranjero en reunirse con Bush tras las elecciones de noviembre.
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