Una misteriosa enfermedad
Siete días después de su llegada al hospital militar de Percy, tras viajar de Ramala a Ammán y desde la capital jordana a París, la misteriosa enfermedad que ha llevado al coma al presidente palestino, Yasir Arafat, sigue siendo un una incógnita.
Los médicos franceses lo han sometido a numerosas pruebas (endoscopia, colonoscopia, biopsia de la médula espinal...), pero aún no han determinado de qué se trata, al menos oficialmente. "Los doctores no tienen un diagnóstico", aseguró ayer la delegada de la Autoridad Palestina en Francia, Leila Shalid.
El primer reconocimiento médico, tras el súbito empeoramiento de su salud el 23 de octubre, concluyó que Arafat tenía "una gripe muy fuerte". Después se habló de una "anomalía sanguínea", nunca concretada. Los exámenes médicos descartaron que se tratara de una leucemia.
La incertidumbre, las dudas y el misterio han alimentado las teorías conspirativas en el mundo árabe: varios imanes de Cisjordania y Gaza acusaron ayer al Gobierno de Israel de envenenar al líder palestino.
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