EE UU reconoce el nombre de Macedonia pese a la protesta griega
En lo que supone la primera decisión de gran calado político de la reelegida Administración republicana, Estados Unidos ha reconocido formalmente, bajo el nombre único de Macedonia, al territorio conocido como Antigua República Yugoslava de Macedonia (FYROM, en sus siglas inglesas), que desde su independencia en 1991 mantiene un duro enfrentamiento diplomático con Grecia por la utilización del nombre que los griegos reclaman como una parte esencial de su identidad nacional (la región griega de Macedonia, de donde eran originarios Filipo y su hijo Alejandro Magno). Hasta ahora, Atenas había logrado imponer sus tesis en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Mientras se producían escenas de júbilo en las calles de Skopje, el presidente macedonio, Branko Crvenkovski, se dirigía por televisión a sus conciudadanos para anunciarles la noticia. "Es un gran día para Macedonia y los macedonios". Sin embargo, al otro lado de la frontera, el ministro de Exteriores de Grecia, Petros Moliviatis, presentaba una dura protesta ante el Gobierno estadounidense. Moliviatis advirtió que el reconocimiento tendrá "múltiples consecuencias negativas" para la región y acusó a Washington de haber adoptado una decisión unilateral.
El secretario de Estado de EE UU, Colin Powell, telefoneó a Moliviatis para asegurarle que la decisión del Ejecutivo estadounidense no iba dirigida contra Grecia. Más cauto se mostró el presidente de turno de la Unión Europea, el primer ministro holandés Jan Peter Balkenende, quien se limitó a decir que la UE estudiará las implicaciones que podría tener la acción de Washington, aunque señaló que Bruselas tiene una posición respecto al problema y es que el nombre del país es FYROM.
Atenas ha contado hasta ayer con el apoyo de todos sus aliados en la OTAN, a excepción de su histórico rival Turquía. El enfrentamiento con Skopje llegó a tal extremo que a principios de los años noventa, y durante 18 meses, procedió al bloqueo de su vecino del norte, hasta que forzó al Gobierno macedonio a cambiar de nombre. El Gobierno de Skopje se dispone ahora a afrontar el próximo domingo un importante referéndum que, en caso de ser aprobado, supondrá un fuerte revés al reconocimiento de los derechos de los albaneses que viven en el país.
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