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La oposición deplora la "obsesión identitaria" del Plan de la Cultura

El Gobierno mantendrá los 19 grupos que han elaborado el texto

El Plan Vasco de la Cultura recibió ayer el aval parlamentario de los tres grupos del Gobierno y los reproches y rechazo final de toda la oposición por la escasa participación que se ha brindado a la Cámara y por el propio contenido del documento. El PP invitó al Ejecutivo a cambiar su "patológica obsesión identitaria" por "la gestión cultural" y definió el texto como "la más clara moción de censura" a la política cultural desarrollada los últimos 25 años por el propio Ejecutivo. El PSE criticó el proceso de elaboración porque "ha dejado al margen al Parlamento".

El tripartito respaldó el documento en un debate monográfico en comisión en el que los grupos de la oposición se quejaron por el escaso tiempo (apenas diez minutos), que tuvieron para exponer sus opiniones sobre un proyecto tan amplio. La consejera de Cultura, Miren Azkarate, defendió el plan, que establece líneas de trabajo hasta el año 2015 y fija diez líneas estratégicas, actuaciones a medio plazo y acciones a corto plazo. Azkarate recordó la metodología seguida para la elaboración del plan, con la participación de agentes externos y la implicación del Consejo Vasco de la Cultura y ratificó que el Gobierno va a elaborar planes operativos anuales -el de 2004 cuenta con una dotación presupuestaria cifrada en 1,3 millones de euros- y los evaluará cada dos años.

El tejido organizativo que la consejera describió incluye el Observatorio Vasco de la Cultura, la Comisión Insterinstitucional, que ha coordinado el plan y ahora llevará el peso de su seguimiento, y el Consejo Vasco de la Cultura. Azkarate desveló en su comparecencia de ayer que la totalidad de los grupos que han trabajado en el documento (19), se constituirán en grupos de trabajo estables, dependientes del Consejo. También anunció la organización de una conferencia internacional sobre políticas culturales.

El PP criticó la "obsesión identitaria" que late en el texto y su portavoz, Fernando Maura, resaltó como tarea "costosa" la de encontrar una página donde no aparezca el término "identidad". Maura retiró las 29 preguntas relacionadas con el texto que estaban pendientes de la respuesta de Azkarate desde septiembre de 2003, pero dejó expresa su protesta y acusación: "Esta comisión y su presidente", en alusión a la comisión de Educación y Cultura del Parlamento y al diputado de EA Martín Aranburu, "han estorbado, si no impedido, el debate que a la consejera no le interesaba", lo que tachó de uso antidemocrático. Maura descalificó el plan por la ausencia de proyectos concretos, plazos y compromisos presupuestarios, lo redujo a "poco más que una filosofía de la identidad" y "una tormenta de ideas" y resaltó que "santifica el dirigismo cultural". Ponerlo en práctica, afirmó, supondría multiplicar por cien las consignaciones de gastos. El texto es por sí mismo, afirmó Maura, "la más clara moción de censura" a la política cultural desarrollada por el Gobierno durante los últimos 25 años debido a las carencias que revela.

La socialista Isabel Celaá cuestionó la participación social en el proyecto, uno de los mayores logros que el Ejecutivo destaca, al haber contado con 19 grupos de trabajo que han implicado a 300 personas. Celaá añadió que las sugerencias de gran parte de los participantes se han obviado y se quejó además de la "marginación" del Legislativo. La parlamentaria lamentó que el texto haya estado tutelado constantemente por el Consejo Vasco de Cultura, que cuenta con 35 miembros, porque no es una garantía de que el resultado final sea fruto del consenso con la sociedad civil.

Rakel Peña, de Sozialista Abertzaleak, también se quejó del procedimiento utilizado, que limita la participación de los agentes sociales y reclamó un mayor espacio para el euskera.

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El debate culminó con la votación de las propuestas de resolución. El PSE fue el único partido de la oposición que logró incorporar hasta ocho propuestas con el apoyo de todos los grupos. Entre las más importantes destaca la de que el Plan Vasco de la Cultura debe ser un instrumento para promover la integración real de todos los sectores de la sociedad. Otra de las aportaciones se refiere a que la identidad cultural vasca es "plural y mestiza", lo que supone reconocer todos los valores culturales que conviven en la sociedad.

Sozialista Abertzaleak presentó 14 iniciativas, pero sólo consiguió que una saliera adelante, referida a potenciar la cultura creada por las mujeres.

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